Cherry

¿Alguien sabe qué es una greguería? [entrevista]

Cherry es un músico originario de Alhama de Murcia, que tras militar en diversas bandas locales, empezó a materializar su proyecto más personal allá por el año 2006. Desde entonces compone a su aire y con total libertad en “su cochera“, rodeado de la cacharrería sónica más diversa. Amigo de la brevedad, más que componer canciones, elabora lo que él llama “peladillas songs“, pequeñas piezas sonoras diseñadas para dejar siempre al oyente con ganas de más. Libertad de creación por encima de todas las cosas y escasez de medios y baja fidelidad como imperativo categórico (más aún en estos tiempos de crisis).

Una entrevista de Chema Helmet (01/03/2009)
Hasta el momento Cherry ha editado vía Internet (en el netlabel murciano CRLM Office) tres discos, Nanas para cadáveres (2007), Canciones de bolsillo (2008) y Surruro imperfecto (2009). Tres obras eclécticas y variadas, -que en algunos casos contienen más de treinta canciones (“peladillas”)- en las que Cherry es capaz de pasearse con audacia por territorios cuajados de rock espacial, pop, punk, psychobilly, música ambiental, electroacústica, ruidismo, bandas sonoras, post-rock… y lo que le echen.

Si bien algunos le atribuyen a Cherry la invención de un nuevo estilo: la “greguería ambient“, el interesado no parece tener esto tan claro, pues me confesó durante nuestra entrevista no saber exactamente “qué es una greguería“.

Me consta que Cherry no es muy amigo de que le hagan entrevistas, que no se siente muy cómodo en ellas, por lo que le propongo quedar para hacerle una entrevista para festivalesdepop.com en un sitio y hora de su agrado. Una vez fijado nuestro punto de encuentro, me manda un mensaje en el que me dice: “me reconocerás porque iré con mi disfraz de cangrejo ermitaño de arena“. Así que no me queda más remedio que sacar de mi trastero una red para pescar cangrejos que hace años compré en Ebay. Pero al final no me hizo falta usarla, pues Cherry compareció disfrazado de Cherry, parapetado bajo su inseparable gorra.

Y sentados en un banco de una plaza cercana, respirando el relente que cae en una fresca noche de febrero, le sugiero a Cherry que comencemos por el principio: “Todo empezó cuando tenía catorce o quince años, yo era un apasionado del deporte, pero tuve un incidente que me obligo a abandonar su práctica. Y después del deporte lo que más me llamaba la atención era la música“. Cherry se las apañó para conseguir que un vecino le prestase una vieja guitarra (“estaba hecha polvo, tendría tres o cuatro cuerdas como mucho“), pero claro, a esa guitarra no se podía sacarle mucho partido, por lo que Cherry terminó convenciendo a su madre y por fin pudo tener una guitarra en condiciones. Lo suyo no era la enseñanza reglada (“estuve dos meses tomando clases de guitarra“) y pronto optó por el autodidactismo (“todo lo demás lo he aprendido por mi cuenta“).

Acordes de quinta y adrenalina
En cuanto Cherry pudo dar con unos compañeros de viaje con los que compartir sus inquietudes, surgió el primer grupo: “al principio hacíamos lo que podíamos, yo tenía una guitarra española y el batería ni siquiera tenía batería, teníamos una batería hecha con cartones“. El repertorio era a base de “punk español, tocábamos versiones de Eskorbuto, y en general éramos muy punkarras“. Además de tocar versiones, desde un primer momento ya surgieron canciones propias, “todas muy punk, a base de acordes de quinta y adrenalina“. “Apenas sabíamos tocar, pero conforme pasaba el tiempo teníamos cada vez más ilusión y el primer nombre que nos pusimos fue el de Pimientos de Padrón, todo era muy salvaje y no nos importaba nada, ni la música, ni cómo sonábamos, ni nada, estábamos ahí para pasárnoslo bien“.

Cuando Alhama se convierte en Alhabama
Eran tiempos en los que se hacía lo que podía y Cherry y sus colegas contaban “con la ayuda de gente de la propia Alhama que tocaban en otros grupos, y que al principio nos arroparon mucho, nos prestaban sus instrumentos y hasta sus locales para que pudiésemos ensayar“. Con el tiempo “llegó el local de ensayo propio y hasta el batería se compró su batería“. Y en ese momento, los Pimientos de Padrón se convierten en Reparto Negro, el grupo germinal formado por el colectivo de músicos que hoy forman parte de la escena conocida como “Alhabama”: “Reparto Negro era un grupo con dos cantantes, al principio yo no tocaba con ellos, pero cuando los cantantes se fueron del grupo, me reenganché y volví a Reparto Negro hasta que el grupo terminó separándose por las diferencias de criterio entre sus miembros“. Tras el final de Reparto Negro, cada uno “decidió seguir su camino; Guille, Raimon y su hermano Capi formaron Malatesta’s –leer entrevista” y Cherry dejó la música, “yo me tomé un periodo sabático de un par de años en el que no hacía nada de música“.

Tras ese periodo sabático, Cherry regresó a la música, “me junté con un amigo en su casa y hacíamos música con mi guitarra y su ordenador“, así es como surge Cherry Flewing. Ambos eran amigos desde tiempos del instituto y consiguieron una “máxima compenetración“. “Para mí fue como revivir, porque había mucho entendimiento en lo musical“. Cherry Flewing duró un par de años escasos y sin lograr repercusión más allá de su Alhama natal. “Terminamos ni bien ni mal, primero bien, después mal… Era una relación difícil, chocábamos mucho, y para mí además era una época un poco pesimista“. Pero a pesar de ello, Cherry no renuncia a reivindicar a Cherry Flewing: “quiero editar un epé de cinco canciones que me gustaría dárselas a conocer a la gente“.

Cherry: libertad creativa y escasez de medios
Cherry: libertad creativa y escasez de medios

En tu cochera o en la mía
Tras Cherry Flewing, es el momento en el que nace Cherry and the clouds. “Empecé a tocar con Raúl – quien actualmente es guitarrista en Karenin-. Él tocaba la batería y nos juntábamos o en su casa o bien en mi cochera o en la suya y empezamos a tocar, y cada vez que tocábamos había una conexión que no había tenido con nadie hasta entonces y pensé: esto hay que aprovecharlo“. Rápidamente el dúo pasó a convertirse en un trío y se dedicaron a “tocar, tocar, tocar… y a reirnos mucho“. Cherry and the clouds es hasta ahora el último proyecto grupal de Cherry y el grupo llegó a grabar dos maquetas (la primera de ellas Animales ingrávidos razonando al borde de la hipnosis, está editada en CRLM Office netlabel).

Viviendo en el mundo de las ideas
Tras la desbandada de Cherry and the clouds y encontrarse otra vez solo, Cherry decidió que había llegado el momento de ser simplemente Cherry: “me dije: paso de todo… yo tenía mucha ilusión y los demás nunca se terminaban de involucrar, no sentía que hubiese una correspondencia y al final terminaba sintiéndome solo, así que para eso me voy a independizar y no voy a volver a depender de ningún músico“. La independencia se forjó en el momento en el Cherry que se compró un loop, una guitarra y un amplificador: “me lo compré todo de golpe. Hasta entonces yo siempre tocaba de prestado“.

Tres años como Cherry y tres discos ya editados, los tres en CRLM Office netlabel e inspirados con una filosofía muy clara y desprejuiciada: “tengo lo que tengo y hago lo que hago, es lo que hay. Soy consciente del material y de los medios que tengo, y me importa más la idea que el sonido. Valoro más la idea, la estructura de una canción, que su sonido. Todo lo autograbo en mi casa, en mi cochera, donde ensayo. Lo grabo todo en el loop y lo voy montando después en el ordenador, u otras veces lo grabo por capas, según lo que me pida la canción“.

A comer peladillas
El primer disco como solista (Nanas para cadáveres, 2007) surgió conforme Cherry iba tocando y grabando las cosas que le gustaban, “quería un disco con muchas canciones pero todas cortas, y así me lancé al primer disco“. De hecho, Nanas para cadáveres incluye nada menos que ¡32 canciones! Son las famosas “peladillas songs”.

El concepto de ‘peladilla’ surge con la idea de intentar dejar a la gente con ganas de volver a escuchar la canción, quería hacer cosas cortas e intensas, canciones en dosis concentradas, creadas para transmitir: un sitio, un lugar, un olor… Con las canciones cortas me siento muy identificado. Lo comparo con un caramelo de esos a los que el sabor le dura muy poco y en cuanto se acaba sientes: ‘mmm… me comería otro‘”.

“Siempre estoy abierto a colaboraciones, y ademas yo no soy de los que digo lo que el músico tiene que hacer o no hacer, le doy libertad para crear”

¿A solas?
Suelo grabar en soledad, aunque no siempre, porque me gusta mucho compartir momentos con la música. Ahora que llevo ya un par de años solo, sí que echo de menos tener a alguien con quien compartir esos momentos que la música te ofrece, tener a alguien con quien echarte unas risas… A veces llamo a José Manuel, que antes tocaba la trompeta en Malatesta´s, me gusta tocar con él. Lo traje un día a mi cochera y le dije: ponte a tocar. ¿Y qué toco?, me preguntó. ‘Lo que tú sientas’. Siempre estoy abierto a colaboraciones, y ademas yo no soy de los que digo lo que el músico tiene que hacer o no hacer, le doy libertad para crear“.

El primer concierto de Cherry fue en la casa de campo de un amigo y tocamos José Manuel y yo, y estoy muy contento de cómo salió. Ahora volveremos a tocar juntos en un festival que hay el 21 de marzo en Alhama. Si puedo, claro me gusta incorporar músicos que le den nuevas perspectivas a las canciones“.

En el segundo disco (Canciones de bolsillo, 2008), hay una canción en la que me acompaña José María, un vecino mío que en su día me prestó su guitarra. De vez en cuando viene a verme y se trae su guitarra. Él toca mucha bossa nova y es un género que me llama mucho la atención, que siempre he querido aprender a tocar, pero que me resulta muy difícil. Un día me enseñó una canción que había compuesto y de ahí surgió ‘Paseando por la bahía infectada’“.

Mascando chicle
Otro de los compañeros de viaje de Cherry es Triki (In the ears of children), que a veces acompaña a Cherry tocando la batería. “In the Ears era un grupo con mucho futuro, y fue una gran desilusión su separación. Después de eso, Triki se quedó un poco descolocado, a él le gusta mucho la música y siempre tiene ganas de hacer cosas“.

Y entre ambos ahora comparten una nueva aventura que se llama Dos Chicles. “Yo le propuse hacer algo y como él siempre está dispuesto para estas cosas y le gusta lo que hago, pues de ahí surgió Dos Chicles”. “Es algo más cañero, menos ambiental y personal que Cherry… tiene mas nervio, queríamos hacer algo con lo que se te fueran las caderas en un concierto“. Dos Chicles es todavía una criatura incipiente: “de momento no hemos tocado mucho y apenas ensayamos una vez a la semana, aunque cada vez tenemos mas ilusión y estamos ensayando cada vez más. Poco a poco el proyecto va cogiendo su forma. Por ahora hemos grabado dos temas” y es un proyecto instrumental, “de momento. Ya iremos viendo, yo es que ahora canto mucho menos que antes, cada vez me gusta menos cantar y más hacer coros, Aunque está por ver, será lo que la canción nos pida“.

Tres discos a lo largo del día
A finales de 2008 ha visto la luz el tercer disco (Susurro imperfecto), trabajo en el que Cherry ha incluido quince canciones y alguna de ellas sobrepasa los dos minutos de duración. ¿Adiós a las peladillas? “Bueno, quería hacer un disco con canciones más largas, que no fueran peladillas, que fuesen un poco más gordas… Quería darle otro aire al disco con un sintetizador, con menos guitarra, que todo fuese más ruidoso y experimental. Llegó un momento en el que tenía quince temas y que sentí que formaban un todo completo, así que me dije: con esto ya tengo un disco“.

Cherry afirma que cada disco tiene su momento: “Susurro imperfecto es un disco para escuchar durante la medianoche, Nanas para cadáveres es un disco de domingo por la tarde y Canciones de bolsillo lo veo como un disco de un día soleado por la mañana“.

Si puedes hacerlo tú…
Yo trabajo en total libertad, a quien tiene que convencer la canción es a mí, yo sólo busco transmitir. Mis canciones no surgen de un proceso deliberado, empiezo a tocar y así van surgiendo las canciones, y cuando siento que tengo suficiente material para un disco, pues lo edito“. ¿Y no echas de menos el mundo físico, que tus discos se editasen además por la vía convencional? “Hombre, no niego que hay veces en las que me gustaría grabar en condiciones profesionales, pero por otro lado pienso que siempre es algo muy estresante, porque nunca tienes tiempo suficiente para grabar y hay que hacerlo todo muy rápido, además de que lo tienes que hacer en un sitio en el que no terminas de estar cómodo, en el que nunca te vas a sentir como en tu casa…” Entendido, así que de momento nos quedamos con la autoedición: “mi lema es: si puedes hacerlo tú… pues ¡coño! hazlo tú“.

· myspace.com/cherryno
· www.mmamm.net/crlmoffice/netlabel/ediciones.html

Spinetta: lírica electroacústica

Spinetta tal cual

Quién: Luis Alberto Spinetta
Dónde: Repvblicca 2 (Mislata)
Cuándo: 13 de noviembre de 2003
Texto: Chema Helmet

La hora inicialmente prevista para la actuación de Spinetta era la de las nueve y media), pero como los programadores de la Sala Repvblicca tuvieron la «brillante» idea de programar a la misma hora en la sala contigua un concierto del grupo de heavy Helloween, era absolutamente imposible escuchar a Spinetta en versión «electroakustik» (Spinetta: guitarra y voz, Claudio Cardone: teclados) en una sala que parecía que en cualquier momento se iba a venir abajo aplastada por la onda expansiva que nos llegaba del otro lado de la pared.
Así que hubo que esperar un par de horas a que los Helloween terminaran su actuación. Pero la espera mereció la pena.
Que Spinetta es un artista de talento extraordinario y con un repertorio insuperable, era algo sabido por el escaso (y mayoritariamente argentino) público presente en la Sala Repvblicca 2. Resulta difícil salir de uno de sus conciertos insatisfecho, la única duda es saber si esta noche tocará Muchacha ojos de papel o no. Y no, no la tocó, pero por lo que a mi respecta, poco importó. Porque toque lo que toque, el suyo es un caso aparte.

Como reseño más arriba, Spinetta se presentó en plan casero, armado de guitarra y flanqueado por su eficaz escudero Claudio Cardone, que proporcionó en todo momento el adecuado colchón sonoro que la lírica de Spinetta exige y precisa. El delicado e íntimo concierto repasó los más de treinta y cinco años de la carrera del Flaco Spinetta: hubo temas de su primer disco Almendra (1969) y de su por el momento último trabajo Para los árboles (2003). Y entre medias, temas de su disco compartido con Fito Páez (La la la), y de sus clásicos Artaud, Durazno sangrando, Kamikaze, Pelusón of milk… En el apartado de sorpresas, se incluye una versión de Illya Kuryaki & the Valderramas y ese tema eternamente inédito que es Mundo arjo.

A pesar de Helloween y de su doble bombo, con retraso pudimos disfrutar de la lírica de Luis Alberto Spinetta en versión “electroakustik”

Spinetta estuvo toda la noche muy relajado, afable, con tremendas ganas de agradar y (lo que no es muy habitual en él) accedió a alguno de los insistentes pedidos del público, que no cesaron durante toda la actuación. El momento más señalado del concierto llegó con la nana Plegaria para un niño dormido y su sentida dedicatoria a los poquísimos (calculo que no más de media docena) españoles que esa noche habíamos elegido dejarnos envolver por el tremendo universo poético de este artista. Larga vida al genio.

Fito Páez // Foto: Chema Helmet - Equipo Helmet

Brillante sobre el mic

Quién: Fito Páez
Dónde: Teatro Moderno (San Pedro del Pinatar)
Cuándo: 6 de noviembre de 2003

Con puntualidad, vestido de blanco y con una enorme lágrima de sangre pegada en su camiseta, apareció Fito Páez sobre el escenario del Teatro Moderno. El Teatro no estaba lleno ni mucho menos, todo el público permanecía sentadito en su butaca (y sin poder beber ni fumar), había un ambiente de andar por casa ante el que exclamó el artista: «qué lindo, parece un living». Y como si estuviéramos en casa, disfrutamos de un soberbio concierto, protagonizado por un Fito Páez alegre, relajado y desenvuelto.
El de Rosario es un tremendo animal de escenario y un excelso compositor, respaldado en directo por una banda gloriosa en la que sobresale especialmente Guillermo Vadalá, un músico monumental («pilar musical de la nación argentina», Fito dixit).

Con todos estos elementos era difícil no acertar. Los grandes clásicos del repertorio fitopaeciano no faltaron a su cita. El público tuvo lo que quería, y pudo bailar y corear con Giros, 11 y 6, El chico de la tapa, Las tumbas de la gloria, Ciudad de pobres corazones, Yo vengo a ofrecer mi corazón, Circo beat, A rodar, Dar es dar y (of course), Mariposa Tecknicolor.
El repertorio también brindó sorpresas como el arranque del concierto con un tema de su discreto y tormentoso disco a medias con Sabina o las felices recuperaciones de Cadáver exquisito y de Brillante sobre el mic. Sin embargo, el olvidado de la noche fue el último trabajo de Fito Páez (Naturaleza sangre, 2003), del que sólo se tocaron cuatro temas.

El talentoso músico argentino Fito Páez y su potente banda dieron un glorioso concierto en el que cupieron todos sus éxitos

Y además de todo esto hubo tiempo para el tango, el blues, el jazz, Walk on the wild side, un Nocturno de Chopin, para Gonzalo Aloras cantando Si te enamoras, para el funk más aguerrido, o la fiereza roquera de Charly García (Cerca de la revolución).
El público apenas pudo permanecer sentado ante la avalancha de buenas canciones que se le venía encima desde el escenario, era imposible no arrancarse a bailar cada vez que Vadalá entraba a toda máquina con su bajo de cinco cuerdas o Aloras lanzaba uno de sus latigazos con la guitarra. Y por encima de todo y de todos Fito Páez, que pasaba de los teclados a la guitarra y vuelta a empezar, hacía las veces de alocado director de orquesta, daba un paso al frente para cantar y ofrecernos su corazón o tiraba su guitarra por los aires y se despedía de nosotros deseándonos «salud y amor, que el dinero va y viene». Colosal.

Early day miners: Cooperativistas indianos

Ingrávidos susurros

Quién: Early day miners
Dónde: Nuevo Garaje (Murcia)
Cuándo: 30 de octubre de 2003

Early Day Miners se autodefinen como una «cooperativa musical», con base de operaciones en Bloomington, Indiana. Presumen de ser más que una banda un concepto, formado a partir de un núcleo fijo de músicos abiertos a colaborar con un cambiante grupo de músicos de acompañamiento.
Para la ocasión estos mineros con cara de buenos chicos se presentaron como cuarteto en el Garaje, en una nueva velada organizada por el inquieto Colectivo Moog. Su concierto se resume en dos palabras: parsimonia y serenidad. Practican un slowcore reposado, su música es la perfecta banda sonora para pasar el día flotando en un estado de ingravidez, para emociones de duermevela, para viajes por paisajes suspendidos en el tiempo, para dejarse llevar por el sutil manto sonoro que tan brillantemente tejen las dos guitarras de la banda, para contener el aliento, para que la voz casi susurrante del cantante Daniel Burton nos acaricie el oído, para soñar con la felicidad, para contemplar un largo atardecer, para los corazones heridos, para cerrar los ojos y no querer volver a abrirlos,…

Disfrutamos a cámara lenta de un apacible concierto de Early day miners

Por su parte, de abrir boca se encargó de un modo más que solvente el quinteto alicantino Dei Suoni, quienes en su presentación en Murcia apuntaron buenas maneras. Su repertorio transita por las veredas del post-rock más ¿convencional?, en fin, ya se sabe: abundantes texturas sonoras, pocas melodías y profusa experimentación a golpe de guitarra. Dejaron un buen sabor de boca. Habrá que seguirles la pista de cerca.

Airbag

¿Se dice «surf-punk» o «punk-surf»?

Qué: Airbag en concierto
Cuándo: 5 de mayo de 2003
Dónde: Garaje de la Tía María (Murcia)
Texto y foto: Chema Helmet

Los tres cretinos de Estepona se subieron al escenario del Garaje dispuestos a escupir sobre nuestros oídos su receta de surf-punk, esto es, añádase una porción de Ramones, otra porción de Beach Boys y agítese todo bien fuerte hasta que nos suene como si los Nikis se hubieran ido de vacaciones a la Costa del Sol.

A golpe de «guan-tu-zri-for», de guitarrazos certeros, de temas cortos, intensos, cargados de melodías y de humor corrosivo, los chicos de Airbag celebran en pildorazos de dos minutos que el invierno termine, que las chicas se aligeren de ropa y que los veranos se pasen en la playa (con o sin flotador).
Lástima que el sonido un poco espeso no permitiera escuchar la voz de Adolfo con claridad, pues uno de los puntos fuertes de Airbag está en sus letras y su atinado sentido del humor.

Tras Airbag, el inefable Juan de Pablos nos deleitó (como siempre) pinchando clásicos. Con este doble programa cualquiera se iba a la cama temprano.
En fin, mientras me pongo el meyba e inflo mi flotador, me asalta una duda cretina: ¿se dice «surf-punk» o «punk-surf»?

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