Un artista en sazón

Kiko Veneno: echándose sus cantecitos - foto: Chema Helmet

La playa de Melenara en Telde (Las Palmas) disfrutó del desparpajo de Kiko Veneno hasta bien entrada la madrugada

Una crónica de Chema Helmet

Quién: Kiko Veneno y los notas del retumbe
Dónde: Playa de Melenara (Telde)
Cuándo: 10 de agosto de 2007

Apenas unas semanas atrás había disfrutado en el FIB Heineken del estupendo concierto de Kiko Veneno cuando de nuevo se me presentó la ocasión de verlo en concierto, esta vez con su banda (Los notas del retumbe) al completo.

En una agradabilísima noche de verano, la playa de Melenara en Gran Canaria fue la anfitriona del amigo Veneno. Pero antes de eso tuvimos que sufrir durante un buen rato a la Vargas blues band en concierto, con sus interminables y artificiosos malabarismos guitarrísiticos en una actuación francamente para olvidar.

No como hizo en el FIB, donde arrancó suavecito y hasta se atrevió a presentar temas nuevos, aquí Kiko Veneno apostó por lo seguro y empezó de un modo certero con esos dos himnos que son Lobo López y Los delincuentes. Y ya con eso se ganó al público y desde entonces el concierto fue como una seda. El tercer tema que tocó fue esa excelente adaptación al castellano que hizo del tema de Bob Dylan con Juan Perro (cuando los dos iban en aquella célebre gira «dando el cante») llamada Atascado en el blues de Memphis. Colosal.

En el repertorio de esa noche, Veneno tuvo hueco para todos sus grandes éxitos de siempre, y claro, cayeron (como no podía ser menos) unos cuantos temas de su aclamado disco de 1992 Échate un cantecito (Te echo de menos, En un Mercedes blanco, Joselito, la ya indicada Lobo López), canciones que fueron indudablemente las que más agradeció el cálido público canarión.

Kiko Veneno ha llegado a un punto de madurez envidiable (como dirían los flamencos “está en sazón”) y sabe manejar con maestría el escenario y como meterse al público en el bolsillo. Y es que él disfruta cantando más todavía que nosotros escuchándolo.

Hay que destacar además los excelentes músicos que acompañan al de Figueras en su aventura, y entre ellos es de destacar especialmente Raúl Rodríguez que toca de un modo exquisito la guitarra flamenca y el tres cubano. Todo un talento a reivindicar.

El final de fiesta llegó con la celebérrima Volando voy, himno intergeneracional e interracial que puso a todo el público a cantar el inevitable ¡Pío! ¡Pío!.

¿He dicho fin de fiesta? Pues no. Tras su concierto, Kiko y amigos decidieron seguir la juerga en la misma orilla de la playa hasta que los cuerpos aguantasen. Todo un tipo este Kiko.

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