Refree y Ciudadano en concierto: música cálida y reconfortante para oídos aterciopelados
Quién: Refree + Ciudadano
Dónde: Doce y Medio (Murcia)
Cuándo: 29 de octubre de 2005
Una crónica de Chema Helmet
El quinteto valenciano Ciudadano ha dejado atrás su apellido (antes se hacían llamar Ciudadano López) y una historia accidentada que incluye la edición de dos discos hoy inencontrables en sendos sellos que pasaron a mejor vida. Pero el futuro en la historia privada de Ciudadano pinta mucho mejor. Tras firmar con Astro, acaban de terminar de grabar con César Verdú (Schwarz) lo que será su tercer disco (Libros de viajes) cuya edición está prevista para principios de 2006.
Confieso que el concierto de Ciudadano fue absolutamente inesperado para mí. Acudí a la sala Doce y Medio esperando ver a Refree sin acordarme de que estaba programada la actuación de los valencianos como teloneros. Pero no importa. Mejor incluso, yo diría, porque resulta que de regalo me llevé para mis oídos un excelente concierto que me dejó una fabulosa impresión. La música de Ciudadano es reposada, aterciopelada, cálida, reconfortante y emocional. Pop con personalidad, que huye de la inmediatez para refugiarse y recrearse en los pliegues más crepúsculares de nuestros sentimientos. Entre sus referentes se habla de Red House Painters, Low o los momentos más íntimos de Yo la Tengo. Pudiera ser. O no. Ciudadano es Ciudadano y no necesita de espejos en dónde mirarse. Todo un hallazgo.
Terminada la sorpresa «ciudadana», llegó el turno de Refree. Con ese aire aniñado, de eterno despistado, y a la vez de apariencia huidiza y frágil, Raül Fernández nos ofreció un concierto cuyo repertorio se basó principalmente en su último disco (La Matrona). Atrás quedó ya la grata sorpresa que fue su anterior disco Nones, y La Matrona sigue por el camino que ya se abrió con éste: canciones personales, íntimas, delicadas, que queremos atrapar y quedárnoslas para siempre, pero que se nos escapan entre los dedos como un soplo de aire.
Los toques de acordeón nos envuelven con un aroma a mediterráneo y el discreto papel de la guitarra eléctrica que maneja el propio Raül realzan unas canciones que hay que escuchar con atención, sentir a fondo y experimentar con calma de espíritu para poder hacer del concierto una experiencia inolvidable.
Y es que estamos ante uno de las creadores más personales de la escena actual, ante un hacedor de canciones de enorme personalidad artística, que sigue su propio camino y que todavía tiene mucho que ofrecernos.