El podio: dos voces femeninas y un guitar hero

Pat Metheny © miguel tébar
Pat Metheny & Pikasso 42-string guitar // foto: Miguel Tébar Almansa

Un festival de jazz que abre con rockabilly y cierra con indie folk, festivalesdepop.com estuvo allí.

30º Cartagena Jazz Festival

Quiénes: cartel completo con enlaces aquí
Dónde: en Nuevo Teatro Circo y auditorio el Batel (de Cartagena, España)
Cuándo: desde el 05 al 26 de noviembre de 2011
El pódium:
Guitarra de oro para… Pat Metheny.
Micrófono de plata para… Dee Dee Bridgewater.
Revelación de bronce para… Luisa Sobral.

En la novena (y última) jornada del trigésimo primer Cartagena Jazz Festival, el cantante de Fleet Foxes ironizaba al cuarto tema -de la misma canción- «¿Habéis tenido ya suficiente jazz?». Y verdad no le faltaba al joven de Seattle: tan desubicada su banda en un cartel de un estilo distante a su folk catequista, como consciente del estatus alcanzado por ser la antepenúltima hiperbólica banda que causa sensación (e indiferencia) en territorio indie. Eclipsando injustamente a Vetiver, unos compañeros de escenario con más carrera, canciones bonitas y naturalidad que ellos mismos. Pero las abusivas armonías vocales y un injustificado alarde de instrumentos les hizo merecedores del pódium. Sí ante un público medio ajeno a eso del jazz. No a nuestra humilde opinión.

No era difícil apostar a que Pat Metheny partiría como caballo ganador, aun conociendo la sofisticación de Ryuichi Sakamoto o la veteranía del también pianista McCoy Tyner. El prolífico guitarrista americano, calentó sus virtuosas manos sin apenas inmutarse sintiendo el aliento del contrabajista Larry Grenadier de muy cerca. Y para abrir el concierto, qué mejor forma que hacerlo con una composición del amigo común Brad Mehldau. Para el cuarto tema ya estaba sentado el polirítmico y gran baterista Bill Stewart, completando así el trío con quien ya girase a final del siglo pasado. Recuperó ‘Bright Size Life’ el homónimo corte con el cual debutó junto al desaparecido Jaco Pastorius y algún tema del popular Still life talking (Geffen, 1987) mezclado coherentemente con ‘Água de Beber’ de Jobim/de Moraes. Una vez pasado el ecuador del repertorio comenzó a cambiar su guitarra eléctrica Ibanez por una sintetizadora Roland GR-300 en el tema ‘When we were free’, por la espectacular Pikasso de 42 cuerdas –que también presentó en aquel disco de 1996 llamado Quartet- dejando con la boca abierta a más de uno ¡excesiva! o por una simple acústica (española) para homenajear preciosamente a Enrique Morente. Pero los fuegos artificiales los descubriría antes de despedirse: ejecutando una espectacular improvisación a los mandos de su Orchestrion contemporáneo –maquinaria clásica activada electrónicamente y compuesta por un par de colecciones de botellas sopladas, otro par de marimbas en vertical, un mini acordeón, percusión variada, platos y platillos de todos los tamaños-. Volvió en un único bis para hacer algo más de jazz en trío y una versión acústica de ‘And I love her’ de Lennon/McCartney con la cual cierra What’s It All About (Nonesuch, 2011), su primer trabajo completamente con material ajeno. Grande este músico incluso cuando roza el AOR.

El festival continúa apostando por las voces femeninas, las cuales han representado más del cincuenta por ciento de los artistas contratados para esta edición en cuestión. Desde la reina de rockabilly Wanda Jackson -a quien mejor le hubiesen servido los anteriores Herman Dune como banda acompañante, que los belgas impuestos para girar por Europa- empeñada en contar historias de juventud a un público pintoresco que ni siquiera tuvo el valor de demostrar como se baila el R’n’R. Pasando por Anoushka Shankar que al parecer mezcló las tablas y los sitares hindúes con el flamenco en una acertada cohesión –por favor, ¿para cuándo su hermana agnada por estos lares?-. O la tímida e incomprensible huella que dejó la sutil voz de Margo Timmins al frente de los sosegados, a la vez que intensos, Cowboy Junkies. Teloneando inconexamente a una señora del rhythm and blues en buena forma como es Bettye LaVette. Pero, a quien le tocó fatídicamente ser comparada fue a la espiritual Lizz Wright – a Madeleine Peyroux también, al día siguiente- que tuvo por delante a la muy enérgica Dee Dee Bridgewater. Con una voz jazzy llena de registros, un cuerpo fibroso, unas pestañas postizas brillantes, unos taconazos de aguja y un precioso cráneo rapado al cero ¿qué mujer no la envidiaría? ¿qué hombre no se enamoraría?.

Afortunadamente hubo algún descubrimiento y éste llegó al poco de ser inaugurado el festival –que no el auditorio el Batel, estrenado para la música en directo a la semana siguiente por el japonés Sakamoto, junto a los correctísimos Jaques Morelenbaum (celo) y Judy Kang (violín)-. Desde Portugal para el mundo, a través de los Estados Unidos de América, actuó por vez primera en España la jovencita Luisa Sobral. Se presentó excesivamente discreta, recordando a las últimas cantautoras nacionales de moda, pero la cosa tenía truco. Sin mucha voz pero con el punto ese a jazz vocal clásico que tan bien sienta a los oídos, con la candidez justa para no empalagar y una comunicatividad envidiable en tantos artistas, cantó casi todo en inglés -lógica y agradecidamente también en portugués- pero habló todo el tiempo en un español perfecto, incluso presentó un tema en nuestra lengua compuesto para la ocasión. Tocó la guitarra, el arpa o un xilofón de juguete en los diferentes temas de su debut The cherry on my cake (Universal, 2011) e improvisádamente le dio el contrabajo en una parodia a las estrellas del pop tipo Britney Spears -a quien le versionó divertidísimamente su ‘Toxic’-. Para rizar el rizo, nos descubrió que las cajitas con escenarios de maqueta proyectados durante el concierto, las hace la cantante a mano en sus ratos libres. Ella misma, encantando sin querer remediarlo. Al funky de Sly Johnson le tocó el segundo turno ¿quién se acuerda?.

Imágenes en movimiento de :

Luisa Sobral versionando ‘Toxic’ de Britney Spears
Actuación del 11/11/11 en la 31ª edición del Cartagena Jazz Festival
Toma en vídeo por miguel tébar para festivalesdepop.com

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