Texto: Daniel Jándula
Artista: Avi Buffalo
Álbum: At Best Cuckold
Editado por: Sub-Pop (2014)
Género: Indie traicionero
Calificación: Notable
En la música, especialmente dentro del pop, existe la tendencia de tomar los desencuentros y los desengaños amorosos como algo que ya se ha aceptado, algo que dolía, pero en el tiempo presente apenas es una cicatriz; casi se contempla con agradecimiento por el supuesto aprendizaje que conlleva. Parece que ha sido idea de todos que sucediera; que no se cumplirá con cierta función curativa del arte en caso contrario. De ahí el valor del segundo disco de Avi (Zahner-Isenberg) Buffalo. Entrando en el terreno ambiguo de la desolación, arrastrándose por las alfombras de los momentos más bajos y contradictorios de quien ha sido herido en lo vivo por la ausencia de otro cuerpo.
El autor se cuestiona qué es lo que ha hecho mientras entiende que la culpa se quedó adherida a sus manos
La clave principal de esta banda de Long Beach, California, está en tomar la música como vía de escape, como lugar donde encontrarse a salvo de esa traición sufrida en la vida real. En el ejemplo concreto de Memories Of You, las disonancias y la brillantez melódica, la sospechosa alegría que sostiene a la canción y los coros seguidos de trompas, con unas cortinas sonoras extraídas de un órgano lejano van conjurando los peores y los mejores recuerdos sin aceptación ni decoro, en una pieza que desprende un amable rencor propio de los géneros noventeros, en los que el dolor suele escocer (tal como el de una espalda tostada al sol) más que dejar huella, porque entonces (quizá queden restos de ese nihilismo ahora) nada importaba demasiado. Memories Of You es un hermoso gesto que, aun estando ubicado en un terreno accesible para una audiencia amplia, no impide que se produzca el efecto pretendido por Zhaner-Isenberg: mirar la progresión que ha adquirido aquello que empezó con una celebración, finaliza en el chasquido de unas llamas y logra que el autor se cuestione qué es lo que ha hecho mientras entiende que la culpa se quedó adherida a sus manos.