Cuando las matemáticas fallan

Christina Rosenvinge: hace chas y aparece a nuestro lado - Foto: Fernando Ganzo

El Verano Fatal de Christina Rosenvinge y Nacho Vegas llegó en otoño a la Sala Audio de Murcia.


Una crónica de Chema Helmet

Quién: Nacho Vegas y Christina Rosenvinge
Dónde: Sala Audio (Murcia)
Cuándo: 22 de noviembre de 2007

Las vueltas que da la vida. Ahora resulta que a los “indis” y a los “modelnos” y “modelnas” hispanos e hispanas les mola Christina Rosenvinge. Y no sólo eso, sino que la chica les gusta “desde toda la vida” y es que siempre “les ha encantado”. Vamos, que tienen en casa todos los discos que ha publicado en sus más de 25 años de carrera y no se perdieron en su día su participación en el festival de la OTI de 1988. ¡Ja!

En fin, ni siquiera el grabar discos en Nueva York junto a miembros de Sonic Youth le sirvió a la chica para rehabilitar su carrera (manchada con el pecado original de haber formado parte de Álex y Cristina). Hasta que no han llegado las “bendiciones” de San Nacho Vegas a la Rosenvinge no se le han abierto las puertas del paraiso “indi”.

Tras esa agradable sorpresa que es Verano fatal (Limbo Starr, 2007) -que como todos los buenos discos se hace muy corto- llegó el otoño y con él la correspondiente gira conjunta de Vegas y Rosenvinge. Una prometedora e inesperada unión de talentos sobre un mismo escenario.

Curiosamente, ambos artistas ya sabían antes de embarcarse en este Verano fatal lo que supone trabajar y tocar en un dúo (el uno junto a Bunbury y la otra junto a Álex de la Nuez). Y sobre el escenario de la murciana Sala Audio el experimento no decepcionó. Ni fue un concierto de Nacho Vegas acompañado de Rosenvinge ni viceversa. Fue un concierto de los dos. Al alimón.

El recital lo abrió Vegas en solitario con la canción que abre el disco (Me he perdido), tema dedicado a su socia: Y tú con tu voz, esa voz / y tu pálida piel / con el brillo en tu pelo de trigo / con ese otro brillo que imagino tras tu abrigo (…) Rosenvinge tomó su turno y cantó al piano Ayer te ví, una dura canción en la que se despacha con su ex (ayer te ví (…) no consigo entender / por qué me importabas tanto (…) ayer te ví / tan odioso y tan extraño…)

Durante el concierto se alternaron las canciones de Verano fatal con canciones de los propios Vegas y Rosenvinge. Y por mucho que ahora esté de moda presumir ser un fan de Rosenvinge, sólo de las canciones de Nacho Vegas (Días extraños, El hombre que casi conoció a Michi Panero) el público se sabía las letras. Las frágiles (y desconocidas) canciones de Rosenvinge (Submisision, Toc
toc
), fueron seguidas con respeto y expectación por el numeroso público, que no nos engañemos, era el público de Nacho Vegas.

En los extensos bises (que comenzaron con No lloro por tí, interpretada sólo por Rosenvinge acompañada al piano) una canción turbulenta y masculina como La Plaza de la Soledad (Nacho Vegas) fue reinterpretada con acierto y desparpajo por la femenina y gélida voz de Christina Rosenvinge. Todo un descubrimiento.

En el caso de Nacho Vegas y Christina Rosenvinge las matemáticas fallaron, pues la suma de uno más uno fue mucho más que dos.

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