Pesadilla en la sala de conciertos

Los Planetas: un concierto en tonos sepia - Foto: Chema Helmet

La sala Bmol se estrena con un cartel de lujo, pero con muchas cosas todavía por mejorar.


Una crónica de Chema Helmet

Quién: Josele Santiago + Los Planetas en concierto
Dónde: Bmol (Molina de Segura)
Cuándo: 23 de marzo de 2007

La Sala Bmol, sala de reciente creación gestionada por el Ayuntamiento de Molina de Segura (Murcia), se puso de largo con un concierto de campanillas al que acudió numeroso público a pesar del elevado precio de las entradas.

No seré yo quien desmerezca la iniciativa del ayuntamiento molinense, pero sí le doy un tirón de orejas, porque creo que la Sala Bmol necesita mejorar mucho en lo que a cuestiones acústicas e iluminativas se refiere. Lo de su fea decoración estilo nave industrial es por el momento secundario, aunque tampoco estaría mal intentar cambiarla. Habrá que ir pidiendo un suplemento de crédito al presupuesto municipal en vigor.

Y lo de Los Planetas fue infumable y aburrido. Sintomático fue que después de pasada más de media hora desde que se subieron al escenario la gente no paraba de hablar entre sí, sin prestar ninguna atención a lo que ocurría sobre el escenario.
Y es que se hace muy difícil ganarse la atención del público cuando se sale al escenario en penumbra y con unos intensos focos blancos deslumbrando al respetable, iluminación bajo la que tomar una fotografía resulta imposible. Y a eso se ha de añadir un sonido caótico e infernal en el que sólo se distinguían los zambombazos que le arreaba Erik a sus tambores. Una pesadilla, y en este caso no el parque de atracciones, sino en la Sala Bmol.
La ¿voz? de J no se entendía ni cuando hablaba entre canción y canción, por lo que fue totalmente vano el esfuerzo de los granadinos en tocar las canciones de su nuevo disco (La leyenda del espacio) en la primera parte de su concierto. Resultaron indistinguibles atrapadas en el caos sonoro que las rodeaba.

Por lo ¿escuchado? en la Bmol no puedo hacerme un juicio de lo que el inminente nuevo disco planetario nos vaya a ofrecer. Aunque mucho me temo que los de Granada parecen últimamente obstinados en dar soluciones complejas a problemas simples y afanados en un incomprensible ejercicio de autonegación, se empeñan en alejarse de sus estribillos inolvidables y de la vitalidad popera para tirar por la senda de las canciones lentas, con desarrollos extensos, que rozan lo plomizo y lo opresivo.

Cuando llegó la hora de tirar de repertorio y de tocar los temas por los que Los Planetas son lo que son, el público volvió a prestar atención a lo que ocurría en el escenario, pero ya se sabe que la alegría dura poco en la casa del pobre. Y es que se escuchaba todo tan mal, que ni con Un buen día, De viaje o Segundo premio consiguieron remontar el vuelo. Y por si eso fuera poco, ni siquiera tocaron Cumpleaños total.
Apenas el irreductibe núcleo duro de incondicionales que se apiñaba en las primeras filas parecía estar disfrutando de verdad. El resto del personal no sabía qué hacer ya, ni para donde mirar.

Antes del descalabro planetario tocó Josele Santiago. El tío terminó su concierto jadeante, sudando la gota gorda y con su clásica camisa a cuadros abierta hasta la barriga. Era la imagen misma de la entrega. Un tipo cabal, ejemplo de pundonor, y que ahora tira por la senda del rock más cañí y arrabalero acústica en mano. Con su desparpajo habitual nos regaló un buen concierto, aunque no estaba en el mejor sitio posible para apreciar como se merecen sus excelentes canciones. Josele tiene un ojo clínico con el que retrata de un modo infalible lo cotidiano y como gran comunicador que es, hace que nos creamos todo lo que canta. Un tío legal.

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