Texto y Fotos: Soledad Morillas
Cruzar el puente hacia la isla de Obudai significa entrar en un mundo de espectáculo, de experiencias, de sentimientos, un mundo de sorpresas y emociones encontradas, un mundo para disfrutarlo durante 7 días o 168 horas o 10 080 minutos ya que el festival no tiene hora de cierre.
Sziget festival abre sus puertas una vez al año. Siete días completos para disfrutar de uno de los mayores espectáculos musicales en Europa. Cinco escenarios principales y trece carpas y espacios adicionales para dar cabida a todos los gustos y melodías: rock, pop, electrónica, jazz, soul, fusión, etcétera. 382000 personas en un espacio que no descansa.
Por la mañana: conciertos, talleres, pasacalles, exposiciones, zonas chill out, comidas del mundo, zonas de iglú regeneradores, un espacio para la ecología, las clases de húngaro o una buena cerveza bajo la sombra de los árboles mientras escuchas cualquier grupo venido de miles de kilómetros.
Por la noche: un concierto de rock, circo, malabares, música electrónica, concursos, ritmos fusión, espectáculo desde el aire y más y más música.
Las nacionalidades tampoco faltan en ese mestizaje de culturas, hasta cincuenta entre húngaros, españoles, ingleses, belgas, australianos, checos, finlandeses, malienses, del este y oeste, del norte y del sur. Todo el mundo preparado y dispuesto para disfrutar del más movido ska español de Ska-P, del mítico sonido de The Specials, de la electrónica más punk y gamberra de Peaches o de los ritmos fusión de Buena Vista Social Club o el nuevo proyecto en solitario de la cantante española Amparo Sánchez (ex Amparanoia).
La organización da muestras de sus años de experiencia con un perfecto layout de escenarios que se entrecruzan entre bosque, puestos de comida, pequeñas tiendas y zonas de acampada. Todo concienzudamente pensado para no dejar escapar ni un decibelio de buena música, limpieza y orden.
Algunos de los asistentes contaban que, a pesar de haber ido a muchos festivales, Sziget es un espectáculo difícilmente comparable con ninguno de ellos. Por el ambiente, la ubicación, la cantidad de actividades que suceden a cada momento y en cualquier rincón, su música, desde la más internacional hasta las mejores bandas locales. Es imposible cerrar los ojos un instante.