El viernes en el Primavera sound: un telón de estrellas, alas de ángel, osciladores y petacas, capas salmón y la #Spanish Revolution para la Common people
Cuándo: del miércoles 26 al domingo 29 de mayo.
Dónde: Poble Espanyol y Parc del Fòrum, Barcelona.
Cuántos a cuánto: 5.300 asistentes en la 1ª y 5ª jornada y 40.000 (de media por día en la 2ª, 3ª y 4ª) a un precio creciente 99-170 € el abono (+ gastos).
Quiénes: 221 bandas
Viernes
A las cuatro de la tarde un solitario DM Stith caldea el ambiente del Auditorio del Fórum, probablemente sin ser consciente del reto que se dirime fuera por segundo día consecutivo. Ni estar acreditado, ni ser vip, ni haber reservado en plazo una entrada, te aseguraba poder ver a quien se ha convertido, gracias a él mismo, en uno de los artistas más fascinantes y prolíficos del siglo XXI. Tras un telón de estrellas se dibujaban las siluetas de un par de angelicales coristas y una orquesta formada por: dos baterías, guitarrista, bajista, teclista, organista, trompetista, trombonista, flautista y en el centro Él.
Sufjan Stevens dispuso de 120 minutos para demostrar que el conceptual The age of Adz (Asthmatic Kitty, 2010) se supera en vivo. Con su guitarra colgada en la que se lee el nombre Royal –homenajeando al artista de Louisiana autoproclamado profeta e inspirador de la iconografía cósmica en la que apoya su último espectáculo- hizo real que temas de veintipico minutos con vocoder incluido sean factibles sin llegar a aburrir –al contrario, con todo el público del Auditori en pie-, que canciones como ‘Get real, get right’ son psicodelia cósmica, que sabe captar idéntica atención con las orquestaciones electrónicas tanto como a solas, con una guitarra acústica.
Cierta esquizofrenia paranoica, la visión apocalíptica o el rol de la mujer como dominadora, parece que son factores compartidos con el desaparecido Royal Robertson. Excesivo, encantador, talentoso, ambicioso, emocionante serían algunos los calificativos justos para Stevens. Las plumas de cisne, las alas de ángel redentor, el disfraz de rocketman, la máscara de mono, la capa plateada, los retales de tul, los diferentes telones y dibujos proyectados o toda esa orgía fluorescente en ropajes y maquillaje, no desvirtuaron al genio de Detroit. Capaz de generar unánime ovación con un simple sombrero de cowboy y un tema como ‘Chicago’ para poner las emociones a flor de piel y punto… y hasta la próxima.
Los veteranos e ingeniosos The Monochrome Set dieron un concierto de esos que agradan hasta a los profanos en materias de la new wave. Digno y ameno. Por su lado el guitarrista, cantante y compositor M. Ward ejerció como cabeza visible del rock americano alternativo, con homenajes a Willie Dixon, Daniel Johnston, Chuck Berry y por supuesto a Monsters of Folk, el supergrupo al que pertenece. Enérgico y capaz.
El lleno total para ver a The National –con Sufjan como invitado en un par de temas- difícilmente tuvo que ver con la poca asistencia al recital de Pere Ubu -grupo de culto donde los haya y creadores de la etiqueta avant-garage, hace tres décadas y media-. Interpretaron The Annotated Modern Dance, su debut, y otras piezas más o menos experimentales. El gigante David Thomas, cantante y único miembro original constante, portaba el oscilador en un bolsillo y la petaca en el otro. Con la franqueza de la verdad por delante -aunque duela- y un cierto sentido del humor más que curioso. Positiva relación calidad-público.Al igual que sucede en los escenarios “menores” las bandas que por ellos pasan lo hacen muchas veces sin pena ni gloria, pero a los buscadores de tesoros sirven como refugio o seña de ”exclusividad” y a los curiosos para verdaderamente descubrir otras propuestas.
La de Ariel Pink’s Haunted Graffiti no aporta lo que de frescura pueda tener el disco, en cambio Incarnations, sin hacer nada nuevo, son un soplo de frescura a cuatro voces, R&B bailable y folk-rock solar.
Similar a la sensación chilena en que se está convirtiendo la cantautora de corte electropop Javiera Mena. Encandiló con su capa color rosa salmón a un público receptivo que le sonreía, cantaba y bailaba todas las canciones de su segundo álbum, del que destaca la infalible ‘Hasta la verdad’. Simple, Mena puede enamorar.
Mientras, en el escenario más grande se preparaba uno de los regresos cada vez más frecuentes. Tras una irregular actuación de los grandes hacedores de canciones que fueron Belle & Sebastian, a los que no acompañó el buen sonido y ni tan siquiera el feeling de antaño -pese a la dedicación de su cantante masculino, empeorado físicamente- no fue difícil conceder el título de cabeza de cartel del festival en este 2011, a la banda que lidera el carismático Jarvis Cocker. Así es la democracia.
Pulp vuelven tras una década de descanso con la idéntica formación que en su aclamado Different Class –del cual interpretaron tres cuartos-. Se apoyan en un frontman aparentemente inagotable, que sabe aprovechar el compromiso social «Me he enterado lo que ha hecho la policía en plaza Cataluña y eso no está nada bien. Yo también estoy indignado y quiero dedicar la siguiente canción a aquella gente que está acampada y a estos chicos que han venido con esa pancarta» -la cual rezaba: #Spanish Revolution. Sing alone with the Common People- e incluso que se presta a televisar una petición de mano en riguroso directo -mientras suena ‘Underwear’-. Recuperaron el single ‘Razzmatazz’ para satisfacción de los numerosos fans presentes, en un buen concierto sin nada nuevo que aportar.