“La Dehesa de Campoamor es, ante todo, exclusividad para sus vacaciones. Una magnífica opción para su descanso y al mismo tiempo una increíble oferta de ocio y cultura. Todo rodeado de amplias y abundantes zonas verdes y espléndidas vistas sobre el Mediterráneo, para disfrutar de la sensación de majestuosidad que ofrece esta urbanización única en nuestras costas”, según rezan los folletos turísticos de la zona. El festival On the Sea y su camorrismo sonoro se encargaron durante unas horas de echar todo esto por tierra.
Texto y fotos: Chema Helmet
On the Sea ha venido para quedarse
La Playa de la Glea de la “exclusiva” Dehesa de Campoamor asistió en agosto de 2010 al nacimiento de una nueva criatura sonora, criatura que sus papás han bautizado como Festival On the Sea y que desde el mismo momento de su alumbramiento demostró encontrarse en un perfecto estado de salud, con fuerzas suficientes y ganas más que probadas de poner a prueba el buen gusto y la sofisticación de los abundantes pijos y demás habituales de esa zona del litoral alicantino.
¿Café, copa y puro? Mejor, copa, raya y paliza
En efecto, mientras el sol se ponía una cálida tarde de sábado agosteño, cuando llegaba a su fin una tranquila jornada de playa y los veraneantes ya cargaban en los maleteros de sus todoterrenos de alta cilindrada los bolsos playeros de Christian Dior y las toallas de Gucci, de repente éstos comenzaron a fruncir el ceño y a mirar por encima de sus gafas de sol de Dolce & Gabbana porque la inmaculada playa de La Glea ¡estaba siendo invadida por una horda de infraseres de aspecto delincuentil y peor reputación!
Un ejército desmañado y bullanguero proveniente de las lejanas tierras regadas por el Río Segura, una tropa amamantada con calimocho y rulas de colores que tomó posesión del lugar al grito de “!copa, raya, paliza!“. La hora de On the Sea había llegado.
¿Estamos locos o qué?
Con los tiempos que corren es para quitarse el sombrero y hacer una doble reverencia ante On the Sea y su arriesgadísima apuesta. Es habitual en el sector festivalero español conformar un cartel que proponga como mayor atractivo para el público propuestas comercialonas, con los grupos de moda de la temporada (que le pregunten si no a Sunday drivers, Vetusta Morla o Love of lesbian).
Lo del On the Sea es otra cosa: sólo a unos “locos gloriosos” se les podría ocurrir configurar un cartel con el punk-rock gritón de onda californiana de Los Plátanos, con el rock de culto y esquinado de Le Jonathan Reilly, con la furia y el cinismo post punk de The Fall, con la psicodelia destrozaneuronas de Moon Duo (¡conciertazo el suyo!), con la precisión cortante y metálica de Trans Am y con el cutre-garaje ye yé en baja resolución de los inefables Wuau y los Arrghs!!!
Apenas con una edición en su haber y el festival On the sea ya ha sido capaz dotarse de su propia personalidad (¡y menuda es!) y ha consegudio enganchar a un sector del público que visto lo visto, seguro que está contando los días que faltan para que se celebre su segunda edición.