Actitud por la poesía

Loquillo en concierto
Loquillo: neo crooner post rocker

Loquillo mira hacia atrás en su vida y se salta a los Trogloditas. Homenajea la poesía de Sopeña, Keats, Cash, Pavese, Brassens, Brel, Benedetti, Gil de Biedma, Atxaga y sobre todo de Luis Alberto de Cuenca.


Qué: Loquillo en A solas
Cuándo: 13 de enero de 2012
Dónde: Teatro Circo (Murcia)
Cuántos a cuánto: lleno a 32 €
Texto / foto: Miguel Tébar / Chema Helmet
Quiénes:

  • José María Sanz Beltrán, alias Loquillo: voz
  • Jaime Stinus: guitarra eléctrica y acústica
  • Alfonso Alcalá: bajo eléctrico y contrabajo
  • Santi Comet: teclados, órgano y piano
  • Laurent Castagnet: batería
  • Josu García: guitarras y armónica
  • Julia de Castro: violín y percusión

Un pie de micrófono robusto, extendido en vertical hasta unos dos metros en el centro del escenario, pudiera ser suficiente para imaginar el buen porte del rocker más punk que tuvo la década de los ochenta. Ese intérprete creíble –pese a ciertas incongruencias-, fiel a unos principios progresistas y con un estilo que siempre parece estar demodé aunque a él no le coarte para continuar promulgando su manifiesto “Arte y ensayo”, sino todo lo contrario. Se muestra seguro -pues es bien sabido que José María Sanz no tiene modestia alguna- y es lo menos que se le pide al personaje.

Loquillo, eternamente peinado con turgente tupé –ya indisimuladamente canoso-, es uno de los cantantes más auténticos y reconocibles en la historia del rock and roll en español. Apegado a un estilo crooner de traje negro –desde que colgó la chupa de Troglodita-, cada movimiento suyo es pose acertada, bate los brazos y rellena el inmenso espacio escénico del Teatro Circo. Su chulería es tal cual, pero también es sabiduría aprendida, algo de lo que se entiende como «tener las tablas necesarias para ser un buen frontman». Pero a pesar de su altura artística, con el único techo que tropieza El Loco es con la composición propia. Aunque para ello siempre sabe encontrarse con incuestionables plumas amigas, que le suplen coherentemente en una digna evolución de letras cada vez más poéticas, siempre cantadas en primera persona.

De los eternos temas escritos por Sabino Méndez hizo oídos sordos -a las peticiones a grito de un público veterano, que llenó el recinto esperando quizás otro repertorio más popular-, pero sí que utilizó Balmoral para abrir el concierto y evidenció que su talismán de un tiempo a esta parte es aragonés y se llama Gabriel Sopeña. Suyas son las múltiples adaptaciones que sonaron: la balada La Belle Dame sans Merci (del inglés John Keats), El Hombre de negro (del americano Johnny Cash) o Los Gatos lo sabrán (del italiano Cesare Pavese) -que apareció en su primer disco de poesía musicada: La vida por delante (EMI, 1994)- y que, tuvo que repescar ante la insistencia de un último bis cuando ya se comenzaban a desconectar los amplificadores; del francés Georges Brassens cantó La Mala reputación (vía Pierre Pascal/Paco Ibáñez) y del belga Jacques Brel Con elegancia «un regalo de los dioses inédito que nos dio su viuda a dos españoles» -título con el que bautizó en 1998 su segundo disco «poético» y momento que aprovechó para cantar paseándose entre el patio de butacas-. Con elegancia es un álbum que también incluye Transgresiones del uruguayo Mario Benedetti y que sonó muy necesaria.

Siguiendo con la literatura en la lengua del mexicano Octavio Paz, Loquillo cantó el poema No volveré a ser joven de Jaime Gil de Biedma del que afirmó «es uno de mis favoritos», del escritor Bernardo Atxaga La Vida que yo veo y del poeta Luis Alberto de Cuenca, al que por fin rinde pleno homenaje en el recientemente publicado último disco Su nombre era el de todas las mujeres (Warner, 2011), cantó varios temas, entre los que destacan el sencillo Political incorrectness y la canción que dio la idea a tal proyecto hace quince años (Cuando pienso en los viejos amigos); incluso alabó por la calidad de sus letras al citado Sopeña en como La Vida es de los que arriesgan, canción que puso en una situación simpática al tipo duro barcelonés que tuvo que hacerse valer de un atril y de unos anteojos para poder leerla, o Brillar y brillar «en esta canción no necesito ayuda, tengo la clave y está muy presente en mi propia persona».

En su actual propuesta de directo Loquillo tiene un momento emotivo para recordar la memoria anti-opresora plasmada en la banda sonora del documental Mujeres en pie de guerra (2004) que dirigió su propia pareja Susana Koska con las canciones Antes de la lluvia y El Año que mataron a Salvador -composiciones otra vez de Sopeña-. Otros compañeros de viaje como Jaime ‘Gabinete Caligari’ Urrutia y Carlos ‘Los Rebeldes’ Segarra también son recuperados por El Loco con Caray y Billy la Rocca –versiones incluidas en Nueve tragos (Zanfonía, 1999)- interpretadas ya en los bises con camisa blanca, pajarita deslazada, cigarrillo y copa entre sus manos.

Un espectáculo cercano –seguramente por eso se titula A solas– en el que su legendaria banda de rocanrol es ahora una eficaz grupo de grandes músicos, capaz de sobreponer con calma las adversidades acústicas propias de la sala. Destacan el fiel productor y arreglista Jaime Stinus, el valioso relevo generacional que es el guitarrista Josu ‘La Tercera República’ García y la sexy –en su necesario papel- y aquí violinista Julia ‘De la Puríssima’ de Castro. Sirvieron perfectamente de soporte al hombre Vintage que casi ninguno retaría en duelo: Loquillo.


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