No es cuestión de géneros, sino de diversión

Entrevista a Raúl Frutos
Raúl Frutos: dándole al banjo

Raúl Frutos (Neuman, The Ben Gunn Mento Band, Traje de Uña Nueva…), inquieto multinstrumentalista autodidacta y experimentador incansable, vuelve a la carga con 12 Tiny Songs.


Una entrevista de Chema Helmet 03/12/2011

Escucha 12 tiny songs, de Raúl Frutos


Raúl, este pasado verano he tenido la ocasión de verte actuar varias veces con The Ben Gunn Mento Band, hace un par de semanas has estado tocado en la Sala Doce y Medio presentando el nuevo disco de Neuman y ahora te descuelgas con un nuevo trabajo, 12 Tiny songs. ¿De dónde sacas tiempo para componer? ¿De dónde salen estas 12 canciones diminutas?
– Bueno, estas canciones vienen de estar siempre en casa grabando cosas para unos y para otros, preparando ensayos, preparando los conciertos de las distintas bandas en las que toco… De todo esto siempre hay melodías que van apareciendo, que danzan por mi cabeza, cosas que van pasando, descartes de otras cosas… Y en cuanto saco tiempo para mí, pues voy grabando mis cosas con todas esas ideas que se me ocurren. En realidad, más que canciones totalmente terminadas son cancioncitas, cositas pequeñitas…

De éstas tengo muchísimas grabadas, y como primer paso para tener una compilación de todas esas ideas que se van quedando grabadas, ideas que no quiero que mueran en el olvido, pues he decidido ir editándolas por docenas, de doce en doce. He empezado con estas 12 tiny songs, que son canciones de inspiración pop, con melodías muy facilonas.

¿Entonces 12 tiny songs es sólo el principio?
– Sí, seguiré editando más cosas. Voy a sacar 12 tiny calipsos, otro disco de blues… aunque tampoco voy a seguir un criterio estilístico muy riguroso a la hora de agruparlas. En definitiva son canciones que voy grabando sin parar y la mayoría de las veces no pasan del minuto, son canciones diminutas.
En parte se debe a que las grabo en el ordenador con la grabadora de sonidos de Windows y que viene preconfigurada para un minuto. (Risas).

¿Grabas tú todos los instrumentos?
– Sí. Son improvisaciones. De repente cojo la guitarra y lo primero que me pasa por la cabeza lo toco, lo canto y sobre eso que queda grabado voy añadiendo después más instrumentos. La idea de canción es totalmente inmediata.

¿Y escribes las letras de antemano?
– No. También nacen en el momento. Surgen… Una frase estúpida, cualquier cosa que me viene a la cabeza. No me preguntes por qué, pero salen en inglés.

¿Cómo es éso?
– Pues no sé cómo surgen así. Cuando pienso en melodías sencillas el idioma en el que están cantadas es el inglés. Puede ser porque las palabras inglesas sean más fáciles de encajar. Además, ninguna de estas canciones suele tener más de cinco o seis palabras. Es una frase que se va repitiendo cíclicamente. El spanglish es una maravilla, es muy socorrido. (Risas).

Habitualmente, ¿escribes letras?
– Sí. Como ya te he dicho, no para estas canciones, pero para otros proyectos sí que escribo. Suelo escribir. Aunque ahora escribo menos que antes. Escribo canciones más elaboradas, más poéticas, es otra onda muy distinta a ésta.

En este momento, ¿te planteas componer canciones más elaboradas?
– Sí. También ando en ello. Por ejemplo, para un epé que saldrá en breve de The Ben Gunn mento band estoy preparando temas propios, que obviamente son muchos más elaborados y que no están en inglés.

Ya que lo mencionas, ¿cuéntame cosas de The Ben Gunn mento band? ¿Cómo a unos tipos de Murcia les da por montar un combo para tocar música antillana antigua?
– Es curioso. Todo viene de la querencia que tenemos los miembros del grupo por la música jamaicana antigua. Cuando éramos adolescentes nos dio por escuchar a los grupos de Two Tone Records, ya sabes, The Specials, The Selecter… y poco a poco fuimos investigando, y conforme nos hicimos mayores descubrimos que la raíz de todos esos grupos estaba en el mento, en el calipso, en ciertas formas de la música de Puerto Rico… Y un día, ya adultos, siendo músicos, pues decidimos ponernos a hacer esa música.

¿Escuchas habitualmente esa música?
– Sí, Sobre todo mento y calipso. Cosas muy antiguas. Ahora quizá menos, ya no me machaco tanto todos los días con mento y calipso.

¿Qué estás preparando ahora con The Ben Gunn mento band?
– Estamos preparando la grabación de un epé que lo editará en enero la revista Enlace Funk. Llevará seis canciones, posiblemente llevará tres temas propios y tres versiones. Hasta ahora el 100% del repertorio de The Ben Gunn mento band eran versiones, reelaboradas y pasadas por nuestro filtro, pero a fin de cuentas composiciones ajenas.

¿Qué reacciones suele tener el público que asiste a vuestro conciertos?
– La respuesta suele ser tremenda, no es necesario que el público tenga un conocimiento previo de lo que va a escuchar. La gente va a bailar, muchos se ponen a cantar las canciones. Es como en misa (risas), todas esas canciones tienen un soniquete tan especial, que parecen canciones de misa. Es una música muy alegre, muy contagiosa.

También es verdad que notamos que cada vez más viene gente que sí sabe de qué va la cosa, que después del concierto nos preguntan cosas, sobre las canciones que hemos tocado… La labor de los Hermanos Pizarro (que son buenos amigos) de difusión de esta música se está notando mucho. Te digo también que ellos tienen parte de culpa de que estemos metidos en esta historia, éramos muy seguidores de El diablo Tun tum, un blog. Y cuando fuimos a Radio 3 y los conocimos en persona descubrimos que uno de los Hermanos Pizarro era el responsable de El diablo Tun tum.

Por otro lado, hoy día cualquier forma de revival, y cuánto más raro sea mejor, también hace que la gente se apunte al carro.

Siempre que he visto un concierto de The Ben Gunn mento band me ha llamado mucho la atención la adaptación que hacéis de The bottle let me down de Merle Haggard.
– A mí me gusta mucho Merle Haggard, me gusta el honky tonk y el country. The bottle let me down es un temazo clásico del honky tonk que siempre me ha vuelto loco y un día dijimos “¿Por qué no?”. Pasamos a Merle Haggard por el filtro antillano y ahí está. Y en el futuro queremos hacer más cositas… con Roy Orbison, cosas de esa onda.

Como músico te mueves en muchos ámbitos: canción de autor, folk, metal, indi-rock, música antillana… ¿En que ámbito te sientes más cómodo?
– No sé. Ni idea, nunca me lo he planteado así.

¿Cómo te planteas tu relación con los distintos géneros de música?
– Yo sólo busco diversión. Para que un tipo de música me atraiga me ha de ofrecer diversión, independientemente del género del que se trate. Todo tiene que ver con el placer de hacer música.

Tú te mueves en muchos territorios musicales dispares. ¿Es eso un empeño tuyo por ponérselo difícil a la crítica, a los sellos, a la industria musical en general, una industria que se basa fundamentalmente en catalogar y clasificar a los artistas?
– En parte es así. Busco que no me edite nadie (risas). En fin, mientras Internet me permita sacar mis cosas a relucir, me conformo. Y aunque no soy muy forofo ni de Internet ni de las redes sociales, es el único medio de difusión que tengo ahora para dar a conocer mi música. Ahora es inviable ponerse a grabar un vinilo y editarlo, que es lo que realmente me gustaría hacer.

¿Cuál crees que debe ser el papel del artista en la sociedad: debe aislarse del mundo, se debe comprometer con su realidad?
– Yo pienso que el papel del divo, del creador que está por encima del resto de la humanidad no funciona. En mi caso no me gusta estar desconectado de la realidad social que me ha tocado vivir, pero también te digo que por ella no hago nada, no agito conciencias ni nada por el estilo. Creo que no debe ser muy sano que el creador viva encerrado en sí mismo y que su ego no le permita ver lo que está pasando a su alrededor.

¿Qué te gusta mas: tocar o grabar?
– Prefiero grabar. Prefiero estar rodeado de mis aparatos grabando. El directo lo disfruto, pero sobre todo cuando no tengo yo que dar la cara, cuando no soy yo el que tiene que mostrar sus composiciones. Cuando toco en un concierto la batería, o como instrumentista, lo prefiero, me siento más cómodo, menos expuesto. Me pongo menos nervioso.

¿Cuál es tu relación con la música?
¡Ahhhhh!, la música (hondo suspiro y risas). Hablando de una forma pedante y banal te diría “la música es todo”. Para mí, la música es algo a lo que me dedico con ilusión. Desde bien pequeño, además. Cuando entré en la adolescencia y empecé a tocar en bandas de hardcore y death metal, me di cuenta de que esto era a lo que quería dedicarme, de que era aquello en lo que quería perder el tiempo.

¿Cuántos instrumentos tocas?
– Exactamente no lo sé. Sobre todo instrumentos de cuerda: guitarras, violines, banjo… aunque también toco vientos, la batería, percusiones.

Pues comprarse instrumentos es un vicio caro…
– Ese es el problema. Aunque en realidad yo soy de la idea de que no hace falta gastarse mucho dinero en instrumentos. Con cualquiera me apaño. Con que la guitarra este quintada y se pueda afinar, ya me vale. No necesito que sea una Fender original del 63. Para mi es un vicio caro, pero relativamente. Poco a poco me voy comprando algunos, otros me los prestan…

¿Cuál es tu principal fuente de inspiración?
– Los distintos estados de ánimo por los que paso evidentemente influyen en la música que hago. Cada estado de ánimo te lleva a un punto de la creación. Te diría que mi mayor fuente de inspiración es el tabaco. Sin tabaco no hay nada. Como diría Zappa, “el tabaco es mi vegetal favorito”.

Otro vicio caro…
– Desde luego (risas).


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