El MiniDisc,
un formato de audio
que en sus diecinueve
años de vida
apenas tuvo popularidad
fuera de Japón.
El MiniDisc (MD) es un disco magnético-óptico con una capacidad de almacenamiento entre 74 y 80 minutos de audio. Las primeras unidades fueron puestas a la venta por Sony en diciembre de 1992.
Su lanzamiento fue el segundo intento de la compañía japonesa por desbancar al cassette analógico (las «cintas» de toda la vida vamos), tras el lanzamiento del DAT (Digital Audio Tape) en 1989, un formato que por su elevado precio nunca dio el salto desde el segmento profesional al del gran consumo.
En 1992, y también con la idea de dejar obsoletas a la cintas de cassette, Philips y Matsushita lanzarón el DCC (Digital Compact Cassette). La guerra de formatos estaba servida. Sony licenció su MD a JVC, Sharp, Pioneer y Panasonic, mientras que el DCC fue la opción de Technics y Radio Shack. ¿Quién ganó esa guerra? Pues ni unos ni otros: el gato al agua se lo llevó el disco compacto grabable (CD-R), auténtico liquidador de la cinta de cassette cuando en 1995 llegó a nuestras vidas.
La industria discográfica nunca apostó por el MiniDisc y los sellos apenas editaron grabaciones y álbumes de sus artistas en formato MD. El fracaso del MiniDisc también lo explica el hecho de que los reproductores y los propios MiniDisc vírgenes tenían precios más elevados que los de sus competidores -precios elevados por la limitada demanda que tenía el MiniDisc fuera de Japón-. A finales de la década de los 90, un CD-R costaba menos de un dólar, mientras que un MiniDisc vírgen de 80 minutos costaba más de dos dólares.
Fue en 1998 con la llegada de los reproductores portátiles de emepetrés (primero el Rio Player y luego el iPod), cuando el MiniDisc inició su agonía. Una agonía que ha culminado diecinueve años después de su lanzamiento, en septiembre de 2011, cuando Sony ha fabricado la última unidad de su reproductor MD Walkman Hi-MD MZ-RH1, el único modelo que todavía quedaba en producción.