Genuinamente infalibles

Yo la tengo en concierto - Foto: Chema Helmet

Yo La Tengo lucen con todos los honores el maillot verde de la regularidad en la escena del rock independiente de los últimos veinticinco años.


Una crónica de Chema Helmet


Quién: Yo La Tengo
Dónde: Auditorio Víctor Villegas (Murcia)
Cuándo: 11 de marzo de 2010

Desde que en 1984 Ira Kaplan (voz, teclados, guitarra) y Georgia Hubley (voz, batería, percusión, guitarra) formaron Yo La Tengo, este matrimonio -tanto por lo musical como por lo civil-, ha desarrollado una carrera formidable y sin parangón en la escena del rock independiente / alternativo.
La integridad, coherencia y solvencia son los avales de un grupo ejemplar que ha sabido cimentarse una reputación intachable, ganarse desde hace años la aprobación unánime de la crítica y tener una gran masa de seguidores incondicionales (y ojo, que estamos hablando de un grupo que ha sabido perdurar sin tener presencia alguna en las listas de éxitos).

En 1992 el dúo de Hoboken (Nueva Jersey, EE.UU.) "fichó" a James McNew (bajo, voz, guitarra), y desde entonces Yo La Tengo opera como un trío: una entidad autosuficiente y versátil que conoce los arcanos y domina con maestría las claves de la música popular anglosajona del siglo XX, o sea, el rock, el pop, el blues, el r&b, el doo wop, el country, el blues… y lo que les echen. Cada concierto de Yo La Tengo es una clase magistral que vale por un par de cursos completos en el conservatorio.

No cabe duda de que la versatilidad es el concepto que mejor define a Yo La Tengo: un trío que se presenta a lo largo del concierto bajo distintas configuraciones: guitarra, bajo y batería; dos guitarras eléctricas y batería; órgano, bajo y batería; dos guitarras acústicas y voz…
Los juegos vocales son también marca de la casa: hay canciones cantadas a una, dos y hasta a tres voces (todo un descubrimiento la dulzura de la voz de James); yo me quedo especialmente con las canciones cantadas (¿o debería decir mecidas?) por Georgia, y la embriagadora y envolvente sensación de calma acuosa que sólo su garganta es capaz de transmitir.

El infalible trío norteamericano (¿alguien les ha visto alguna vez dar un mal concierto?), es tan chispeante y genuino como la Coca-Cola: a base de mezclar ingredientes dulces y amargos ha desarrollado su particular fórmula magistral con resultados fabulosos: una fórmula que combina ferocidad con dulzura, indicada para que las voces de terciopelo amansen a las tormentas eléctricas, y hecho de una forma tan natural que gusta a todo el mundo.

La frialdad y enormidad del escenario del Auditorio Víctor Villegas no era el marco más adecuado para el concierto de los de Hoboken, quienes en seguida se dieron cuenta de lo lejos que estaban; a las primeras de cambio buscaron el calor y la complicidad del público con esa simpatía y llaneza tan típica del estadounidense medio. El propio Ira bajó al patio de butacas micrófono en mano para ponerse a conversar con el respetable, a quienes nos preguntó: Never been here before, any question? Querido Ira, yo tengo una pregunta para tí: ¿por qué demonios sois tan buenos?

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