La irresistible propuesta del Señor Coconut y su orquesta inundó de saborrrr la Explanada del castillo en la primera madrugada de La Mar de Músicas.
Una crónica de Chema Helmet
Después de disfrutar con los conciertos de Café Tacuba y de La Orquesta Nacional de Barbès y de soportar la kilométrica cola para hacerse con una caipirinha, el público de la Mar de Músicas subía fatigosamente las escaleras de acceso a lla explanada del Castillo Árabe de Cartagena a eso de las tantas de la madrugada, sin tener mucha idea de qué es lo que le esperaba. Y lo que le esperaba al público no era otra cosa que el mismísimo Señor Coconut y su Orquesta, uno de esos locos gloriosos sin los que la vida sería tan aburrida…
El inefable Señor Coconut responde en su pasaporte alemán al nombre de Uwe Schmidt (Frankfurt, 1968) y habitualmente ejercía en su tierra de pinchadiscos, diseñador gráfico y productor de música electrónica, hasta que cansado de darle a tecla dance un día decidió irse a vivir a Santiago de Chile para explorar el universo de las músicas latinas. Otros ya lo intentaron antes (recuerden a David Byrne y su Rei Momo), pero sólo el Señor Coconut lo ha conseguido.
La fantástica fórmula milagrosa del Señor Coconut consiste en combinar temas clásicos del pop y rock de todos los tiempos con los géneros oriundos de Centro y Suramérica, y esta combinación a priori tan antagónica arroja unos resultados asombrosos e inesperados con los que se ponen a bailar hasta los muertos.
Un tipo que define sus creaciones como laptop-mambo y acid-merengue, y que entre cosas ha hecho un disco de rumba y cha cha chá exclusivamente con versiones de los electrónicos japoneses The Yellow Magic Orchestra o una de dos: o no es de este mundo o no está en sus cabales. Yo sostengo la primera teoría, el Señor Coconut proviene del espacio exterior.
Para sus fechorías el Señor Coconut se ha aliado con el cantante venezolano Argenis Brito y con una orquesta de músicos alemanes que interpretan con pulcritud y con una solvencia inusitada los calentitos sones coconutos.
Estos germanos son capaces de guapear como el que más. Y tras ellos, emerge sobre el escenario la inescrutable figura del Señor Coconut, quien impertérrito dirige el cotarro desde su macbook de 15 pulgadas.
Son los poderes alienígenas del Señor Coconut los que hacen que temas tan serios y respetados como Smoke on the water (Deep Purple), Around the World (Daft Punk), Beat it (Michael Jackson), Smooth Operator (Sade), Sweet Dreams (Eurythmics), Kiss (Prince) o Showroom Dummies (Kraftwerk) se conviertan en sabrosones merengues, sinuosos mambos, danzarines cha cha chás, enérgicos guagancós y
trotonas cumbias. Y con estos mismos poderes Herr Coconut atrapa al público y lo maneja a su antojo: la explanada del castillo era un revoltijo de ojos en blanco, bocas babeantes de placer y caderas moviéndose de forma desenfrenada.