El iluminado

El demoledor huracán ambulante comandado por Bunbury pasó por San Javier y cumplió con las expectativas

Una crónica de Javier Arabit

Quién: Bunbury
Dónde: Auditorio Parque Almansa (San Javier)
Cuándo: 1 de julio de 2004

Se cumplen veinte años de la carrera musical profesional de Enrique Bunbury en directo: entre 1984 y 1996 lideró Héroes del Silencio con quienes publicó seis discos, y desde la disolución del mítico grupo arrancó su aventura en solitario. Un viaje propio, en reinvención constante y en el que la experimentación es un continuo.

En esta migración, Bunbury, el artista nómada e inquieto, ha jugado con la electrónica, el rock, los sonidos árabes y mediterráneos, e incluso simuló una lucha de boxeo entre su propio ego y el rocanrol. Un viaje a ninguna parte, así se llama su quinto álbum, que salió a la luz hace unos meses.

Bunbury se presentó en el escenario travestido ora de payaso (siempre metido en su papel de entretenedor), ora de funambulista (repartiendo en perfecto equilibrio sendas raciones de actitud a raudales y de glamour escénico), y sobre todo, claro está, ejerciendo de domador de una excelente banda de músicos (caracterizados todos ellos con motivos circenses). Aunque presentó especialmente las canciones de El viaje a ninguna parte, ofreció un recorrido por todos sus discos en solitario, desde la primera época (Alicia, del álbum Radical Sonora) hasta los más recientes (Infinito de Pequeño o Lady blue de Flamingos). Igualmente hubo lugar para darle el gusto a los nostálgicos cuando cantó una nueva versión de Apuesta por el rock’n’roll (canción que iba incluida en el último disco de la «época heroica») y En brazos de la fiebre (Avalancha, 1995).

Un concierto que comenzó enérgico, con momentos de extraordinario éxtasis, con sobresalientes interpretaciones de Los restos del naufragio, Anidando liendres o Que tengas suertecita, y que concluyó con unos alargados bises donde hizo las delicias de sus fans.