La presencia del “superviviente” Marky Ramone en la Sala Stereo de Murcia fue una ocasión única para que la congregación ramoniana se reuniese dispuesta a rendir pleitesía a uno de sus santos patrones.
Una crónica de Chema Helmetr (biografía de Marky Ramone extraída de Wikipedia)
Quién: Marky Ramone
Dónde: Stereo (Murcia)
Cuándo: 27 de octubre de 2007
Pongámonos en antecedentes: Marc Bell (Brooklyn, 1956), más conocido como Marky Ramone reemplazó a Tommy Ramone en la batería de The Ramones luego de que éste se retiró en 1978. Su primera participación fue en el disco Road to Ruin. Su último concierto con los Ramones fue en noviembre de 1982, tras lo cual se retiró de la banda por sus problemas con el alcohol (su alcoholismo
le hizo faltar a un concierto el 10 de octubre de 1981, el único que se suspendió en toda la historia de los Ramones). Fue reemplazado por Richie Ramone.
En septiembre de 1987 regresó a los Ramones donde permaneció hasta la disolución del grupo en 1996. Actualmente vive en la Ciudad de La Plata, Argentina.
A pesar de ser una banda marcada por la desgracia, el fracaso comercial y la mala suerte (habría que ver qué parte en todo ello ha tenido que ver el ceporrismo de algunos de sus miembros), los Ramones es un grupo con una ingente legión de seguidores. Fans acérrimos que a la mínima ocasión se enfundan la camiseta con el logo del grupo, los vaqueros rotos y las John Smith negras y que toman las calles dispuestos a bailar incansablemente el pogo al son del raca-raca machacón de las canciones de los de Queens.
Por eso la presencia del “superviviente” Marky Ramone en la Sala Stereo fue una ocasión única para que la congregación ramoniana se reuniese dispuesta a rendir pleitesía a uno de sus santos patrones.
Antes de empezar el concierto se nos advirtió a la prensa de que el Sr.Ramone sólo permitía que se le tomasen fotos durante la primera canción. Teniendo en cuenta que en el repertorio ramoniano las canciones apenas duran un par de minutos, había que estar rápido con el disparador si queríamos sacar algo en claro.
Y que quieren que les diga, lo de Marky Ramone me pareció sonrojante.
Parece ser que Marky se considera algo así como el depositario espiritual del legado musical de la banda neoyorquina, y supongo que por ello se sentirá legitimado para salir a tocar acompañado de tres tipos que son clones de los miembros originales de la banda y que a pesar de ello no se le caiga la cara de vergüenza. ¿Era necesario como acompañantes buscarse a un cantante feo y larguirucho, un guitarrista con cara de malas pulgas y un bajista chuleta con gafas de sol que dice guan-tu-zri-for antes de empezar cada canción?
Está muy bien eso de recordar a los Ramones y de homenajearlos porque seguro que son una de las bandas que más se lo merecen, pero de ahí a lo de montar un show al puro estilo de Las Vegas y rodearse de imitadores que sobre el escenario se visten, comportan, gestualizan y mueven como si fuesen los tres Ramones difuntos…
(Durante el turno de presentaciones, nos enteramos de que los acompañantes/clones eran Sebastián, Martín y Marcelo, miembros de la banda argentina Enjuiciados).
Y por supuesto, todas las canciones que sonaron durante el concierto fueron temas originales de los Ramones (¿para qué tocar algún tema propio de Marky Ramone?). Uno tras otro fueron cayendo los inmortales himnos de esos perpetuos adolescentes frustrados y resentidos que fueron en vida el cuarteto de Queens. Y para que todo fuese más “verídico”, hasta el falso Joey Ramone paseó por el escenario la legendaria pancarta con el celebérrimo Gabba gabba hey.
Durante los primeros diez minutos la cosa tuvo su gracia, pero conforme avanzó el concierto se me fue haciendo cada vez menos soportable, y de la sonrisa inicial pasé a la mueca de disgusto y al aburrimiento soberano. Lo reconozco: fuí incapaz de disfrutar durante hora y pico (y a todo volumen) el raca-raca ramoniano interpretado por Marky y unos sosias australes. Y que conste que soy un gran fan de los Ramones. Esta parodia sobraba.