David Cobas Pereiro es un vigués afincado en Barcelona. Antes de convertirse en Abraham Boba, David grabó un primer disco con Tedium, y después formó el dúo instrumental Belmonde. Ahora como Abraham Boba, y junto a Michel Martín y David López en la producción, ha grabado un disco homónimo (Abraham Boba, Limbo Starr) en los estudios Cinearte de Madrid al viejo estilo, con instrumentos de «verdad» y acompañado de sus músicos tocando en directo. Además del propio Abraham (teclados y voz), en el disco intervienen Pablo Magariños (batería y percusiones), Ricardo Díaz (contrabajo y bajo eléctrico), Úrsula Martín y Suso Moreno (cuerdas), Coqué Azcona (voces), Ambrus Horváth (trompeta) y Nacho Mastretta (clarinete). Ambientes mediterráneos y jazzísticos, aromas de chanson, letras inteligentes y certeras; en definitiva, Abraham Boba nos entrega un álbum repleto de buenas canciones en las despliega toda su sensibilidad y demuestra su infalible ojo clínico. Y es que él mismo se define simple y llanamente como un «escritor y compositor de canciones».
Una entrevista de Chema Helmet (18/04/2007)
Antes de convertirte en Abraham Boba tuviste otros proyectos llamados Tedium y Belmonde. ¿Qué tienen en común tus aventuras pasadas con el Abraham Boba actual?
– Musicalmente yo no encuentro muchas similitudes. Tédium era un grupo de rock anglófilo y anglófono. Belmonde un dúo de música instrumental. Quizás con Belmonde comparte algunos ambientes mediterráneos, aunque creo que ahora no son tan evidentes. Sin embargo no habría llegado a hacer estas canciones sin haber pasado por esa experiencia previa. Supongo que es cuestión de evolución e inquietud.
Considero que eres un certero observador de lo que nos rodea, como pones de manifiesto en tu canción Las Masas. ¿De dónde te surgió la inspiración para componer esa canción?
– No soy un músico que se inspire por reacción, sino más bien por acumulación. En el caso de Las Masas creo que pudo ser una acumulación de información de televisión, prensa y otros. Llega un momento en el que tienes suficientes cosas que contar. Entonces intentas sintetizar, lo cual en este caso no era fácil dado el tema.
Melancolía es un término que con frecuencia se asocia a tus canciones, ¿consideras acertada esta asociación? ¿Cuál crees que es el término que mejor te define?
– Es una palabra que me gusta, pero creo que no define por completo mis canciones. Es obvio que es un adjetivo más adecuado que divertida o alegre, pero también es cierto que en la parte lírica hay humor. Por otra parte, definir con un término las canciones me parece tan difícil como hacerlo con una persona.
La crítica te cataloga como crooner, ¿qué tal te sientes bajo esa etiqueta?
– Supongo que se debe a que canto con voz fuerte y grave y a cierto swing en las melodías vocales. Es un término que asocio más a artistas como Sinatra o Bing Crosby, cuando en realidad yo prefiero voces como las de Cohen o Nick Cave. Claro que a éstos también se le ha llamado crooners, aunque más por actitud. En cualquier caso estoy más cerca de estos ambientes que de, por ejemplo, los Beatles o David Bowie.
Los primeros agradecimientos de tu disco se los dedicas a unos micrófonos. ¿Eres un obseso del sonido?
– En realidad esos agradecimientos son de Michel Martín, porque es material que utilizamos para grabar el disco que él consiguió. Soy un obseso del sonido, pero no en el sentido de marcas y modelos de micrófonos, sino de que el sonido que se escuche sea el que tengo en la cabeza.
También has participado en la producción del disco junto a Michel Martín y David López. ¿Tenías experiencia previa de producción?
– A mi manera, sí. Los dos discos que publicamos con Belmonde los grabamos en un estudio casero. También grabé así las demos de este disco, yo solo en mi casa. Enfrentarse a un estudio profesional es distinto. Necesitas a un buen ingeniero de sonido. Queríamos que este disco sonase muy bien, y eso sólo se consigue con unos medios determinados.
Por lo que tengo entendido, el disco está grabado a la antigua, todos los músicos tocando en directo a la vez. ¿Os costó mucho a ti a tus músicos grabar el disco así, en vivo?
– Toda la música se grabó en una semana. Algunas canciones salieron muy fluidas y otras necesitaron varias tomas hasta dar con la definitiva. Previamente a la grabación habíamos ensayado mucho las bases de los temas. Lo difícil cuando grabas en directo no es tocar las canciones sin errores, sino dar con la toma que transmita la esencia de esa canción.
Lo que hicimos fue grabar en directo batería, contrabajo y piano. Luego añadimos las cuerdas, los hammond, los vientos y las voces.
Signos de admiración o La mujer del año son canciones despechadas y con un cierto toque cruel. ¿Me puedes contar algo más sobre ellas?
– Signos de admiración habla de la adoración que podemos llegar a sentir por otra persona. Se sitúa en los momentos extremos en los que se mitifican objetos o situaciones en una relación. Son momentos en los que la expresión «estar loco por…» pasa a ser literal.
La mujer del año parece un tema romántico, pero, como dices, guarda un toque de despecho y crueldad. Es una reacción defensiva ante lo débil y menospreciado que te puede hacer sentir una persona de la que te has enamorado.
¿De dónde proviene tu relación con Limbo Starr? ¿Te encontraron ellos primero o fuiste tú quien les propusiste que editasen el disco?
– Cuando tuve una demo de cinco temas cerrada me dispuse a moverla para ver si a alguien le interesaba. Yo conocía las referencias de Limbo Starr y pensé que quizás podría gustarles. Hice cuatro o cinco envíos en una semana. David López me llamó esa misma semana. Acababa de escuchar la maqueta y quería saber quién estaba detrás de esas canciones. Para mí fue uno de los momentos más gratificantes de mi vida.
Sé que no hace mucho has compartido escenario con Micah P.Hinson. ¿Cómo te fue?
– Muy emotivo, en muchos aspectos. En primer lugar porque se trataba de Vigo, ciudad en la que nací. En segundo porque Micah me parece un músico admirable. Ya le había visto tocar en Barcelona y me había dejado conmocionado. Tiene la habilidad de sumergirte en una especie de trance de altibajos muy extremos.
Mi concierto fue muy bien, el lugar y el sonido eran inmejorables. Quizás lo más difícil fue tocar a las 5.30 de la tarde, un horario extraño. Repasamos durante una hora las canciones del disco e incluimos alguna que se quedó fuera. Sin duda es una experiencia que me gustaría repetir.
¿Con que formato te presentas en directo? ¿En solitario o con banda?
– Ambos formatos, aunque la mayoría los estoy haciendo con banda, en cuarteto. Pablo Magariños (batería) y Ricardo Díaz (contrabajo y bajo) fueron los músicos que grabaron el disco conmigo. Junto a ellos Lander Molinos (viola) y yo mismo al piano.
En directo las canciones mutan un poco y suenan más intensas.
¿Qué opinas del pop de autor? ¿Te consideras un «autor de pop»?
– Me considero un escritor y compositor de canciones. El pop de autor creo que es una etiqueta que se viene utilizando desde hace poco aunque haga medio siglo que existe.
Para terminar, puedes decir lo que te apetezca…
– Gracias por vuestro interés, algunas preguntas son muy interesantes.