Para empezar, contadme en qué punto os encontráis ahora.
– Estamos ensayando sin parar preparando los próximos conciertos de nuestra gira. Estamos en plena vorágine de gira. Aunque hemos podido también sacar tiempo para componer nuevas canciones, estamos ya pensando en el segundo disco, ya lo tenemos en la cabeza. Tenemos casi todos los temas ya y vamos a intentar grabarlos en cuanto sea posible.
¿Cuántas fechas tenéis cerradas para la gira en la que estáis ahora metidos?
– Entre conciertos de sala y festivales, tenemos cerradas unas doce o quince fechas. También hemos estado haciendo conciertos acústicos para sacar algo de dinero.
¿Qué planes tenéis para el siguiente disco?
– Nos gustaría también volver a contar con César [Verdú] como productor, hablaremos con él para saber si está dispuesto otra vez a trabajar con nosotros, eso sería lo primero. Y sobre las fechas para grabarlo… Ojalá podamos hacerlo después de verano, pero todo pasa por que consigamos reunir el suficiente dinero.
Ahora que estáis tocando fuera de vuestro círculo habitual de influencia, ¿cómo responde el público a la propuesta de Analogic?
– Cuando hemos ido por ahí, la gente todavía no nos conoce mucho, pero muchos de los que van a nuestros los conciertos pues al final terminan comprándose el disco.
La familia y los amigos son importantes, no sólo porque van a vernos sino porque te crean ambiente. Y luego esos amigos traen a otros amigos… De momento estamos contentos, porque cuando bajamos del escenario vemos que hemos convencido a la gente y que lo que hacemos les mola.
Sé que estuvisteis en Madrid, en Moby Dick, y había 100 personas, muchos grupos firmarían eso.
– Sí, pero también nos han tocado plazas más difíciles, donde no ha venido tanta gente y sabemos lo que es que llegue la hora del concierto y que haya veinte personas, o diez o quince. Pero haces tu trabajo y ves que a la gente que va le mola, así que te tienes que volver a casa contento.
A los que les mola te lo dicen y los que no… se van sin decir nada (risas). Al final te quedas con lo que te dice la gente.
Bueno, ahí estamos esperando a ver si diéramos el pelotazo (risas).
Y ahora que ha pasado un año más o menos desde que grabasteis el disco, ¿cómo lo veis echando la vista atrás? ¿Qué recorrido ha tenido el disco, sus canciones? Ya ha pasado tiempo suficiente para calibrar.
– Ahora es que sacas un disco y a los cuatro meses ya parece que está obsoleto, va todo tan deprisa.. Pero hay mucho más dentro de un disco para que a los cuatro meses eso ya vaya a un cajón, para que ya pase a la historia, eso no es así. Tenemos temas, yo con el disco estoy super contento, hay temas nuevos, por supuesto, porque la inquietud de seguir componiendo la tenemos, y los estamos tocando en directo ahora para ver cómo funcionan, para ver cómo responde el público. Y mezclamos las canciones nuevas con las del disco que sacamos en noviembre del año pasado, y así es como estamos ahora.
¿Cómo trabajáis las canciones?
– Normalmente aparece primero la melodía, que la traen Julio o Andrés, que siempre traen alguna cosilla, para ver cómo suena. Las traen al local y las vamos trabajando. Otras veces traen melodías de voz. Pero siempre intentamos hacerlo a opinión de todos, que las canciones sean una cosa de todos. Que no llegue alguien y diga: “tú tienes que hacer esto, tú lo otro, y tú lo otro”. Que sea una cosa que quedemos todos en común. Que las canciones las firmemos todos, porque seguramente cuatro cabezas pensarán mejor que una.
¿Y las letras?
– El bombardeo de ideas se hace en español, es más fácil. Uno dice que quiere hacer una canción sobre esto, y otro dice que sobre lo otro, al final decidimos entre los cuatro, y entonces empieza el bombardeo de ideas o de frases que pueden estar bien. Y a partir de ahí, lo pasamos a inglés e intentamos ajustar la rima o la métrica, que suene bien en la melodía. Pero sigue siendo un trabajo de todos.
Y ya que lo nombras, ¿por qué las pasáis al inglés?
– Porque nos gusta (risas).
Nosotros sentimos que nos quedaría rarísimo en español o que sonaría lo mismo a lo que hacen los demás. Cuando montamos el grupo decidimos cantar en inglés y estamos manteniéndolo.
La música que hacéis responde a líneas muy enérgicas y movidas, creo que en directo funcionan mejor que en disco. ¿Las hacéis pensando en que la gente baile u os sale así?
– A veces sí y a veces no. Lo que sí nos gusta es llamar la atención, no nos gusta hacer canciones muy lineales o muy aburridas, nos gusta que sean canciones que tengan gancho, que tengan “punch”.
Hacemos lo que nos gusta, no pensando en un estilo que sea más bailable. Ahora tenemos un tema que se llama Desert y no es un boom de discoteca, pero a mí me gusta un montón y tiene algo, tiene gancho y aunque no sea tan bailable, puede funcionar.
Hablando de las canciones, a mí me ha llamado la canción Gliese un tema movido, con bastante gancho, muy rotundo, aunque la letra es un poco “para rasgarse las venas”
– Es que nos gusta hacer cosas que sean originales. Nos gusta contar cosas que sean cotidianas, pero a lo mejor desde un punto de vista distinto, que no sea lo de siempre, lo que puedes encontrar en todos lados. Nos llamó la atención porque Alberto llegó un día y nos dijo que había visto una noticia sobre un planeta nuevo que han descubierto que se puede vivir en él. Pues dijimos, ¡hostia, un tema! Y ya, a partir de ahí, la letra le pegaba, era tipo vamos a destrozarlo todo, vamos a bailar, que esto se va a acabar. Por eso la letra es un poco catastrofista pero no va por el lado “vamos a cortarnos las venas”, no, vamos a disfrutar al máximo, vamos a romperlo todo que esto se acaba.
Vuestras experiencias personales, ¿qué peso tienen a la hora de escribir?
– Sobre todo aparecen en nuestras primeras canciones como Sex on the beach o Living to die. Pero como ahora escribimos después de componer, cada canción te llama a hablar de algo. El bombardeo de ideas viene a partir de escuchar la música, de lo que le inspira a cada uno. Escribimos en función de lo que nos pide la canción.
Entonces entiendo que asociáis las letras con imágenes, más que a sentimientos…
– En las canciones del disco sí pasa eso, como en Red Room, que habla acerca de un cuadro, como si estuvieras pintando nuestro local de ensayo. Living to die es a lo mejor la reacción de una persona cuando le ha dejado su novia, más o menos eso, una persona que está deprimida, y ahí sí lo asociamos a imágenes. Pero ahora nos estamos centrando más en sentimientos, en crear algo más poético.
Habéis dicho que queréis repetir en el próximo disco con César Verdú ¿cómo ha sido la experiencia de trabajo con él?
– César, desde aquí, ¡¡hacemos un llamamiento!! (Risas) ¡¡Llamamiento a César Verdú, recogida de firmas!!
Es que trabajar con César es muy fácil. Porque es una persona muy directa, muy sincera, te dice lo que tiene que decir y eso es precisamente lo que nos hace falta. Cuando entras a grabar, no necesitas a alguien que te diga que todo es muy bonito, te dice que las cosas son como son. Realmente, en la grabación del disco, César ha sido como un quinto Analogic, hacíamos reuniones, ponía su voto y todo se sometía al final a lo que los cinco dijésemos. A nosotros eso nos parece perfecto. No es una persona ni que impone ni que se deja llevar. Entonces, esa cercanía facilita muchísimo las cosas.
Le volveremos a preguntar… Además, confiamos en él, nos conoce, además del disco nos ha sonorizado en unas cuantas actuaciones. Como tenemos confianza, hablamos con él muchas veces. Y además, cuando trabajas con una persona con la que estás a gusto para qué vas a cambiarla. Vamos a seguir con él, si quiere como he dicho antes, y a ver si le gustan los temas nuevos.
Y en directo, ¿cómo lo hacéis? ¿dejáis algún hueco para que la cosa fluya? ¿a lguna improvisación?
– Al empezar los conciertos y al terminar siempre hemos hecho alguna cosita improvisada, pero por ahora intentamos tocar las canciones tal y como están en el disco, porque como lo estamos presentando, queremos que la gente nos escuche.
¡¡Es que nos gustan las canciones como están!! (Risas)