El poeta de la generación beat John Giorno y el músico de rock de vanguardia Javier Colis en acción: un espectáculo de spoken word donde la poesía del norteamericano y la guitarra hiriente y experimental de Colis crean un espectáculo emocionante, intenso y lleno de matices.
Una crónica de Chema Helmet
El poeta y activista John Giorno es desde los años sesenta del pasado siglo XX un asiduo de la fértil escena underground de Nueva York. Allá por 1962 conoció a Andy Warhol y con él colaboró en numerosos proyectos cinematográficos de carácter experimental (el más relevante es Sleep, película en la que se ve a Giorno desnudo durmiendo en su cama durante cinco horas).
En 1968 Giorno fundó Giorno Poetry Systems con el propósito de difundir nuevas formas poéticas a partir del uso de las nuevas tecnologías y de nuevos medios de expresión. El impulso latente de este proyecto perseguía sacar a la poesía de su mundo cerrado y llevarla al público en general mediante el uso de los medios con los que convivimos en la vida diaria: la televisión, el teléfono, los discos…
Por este colectivo de extensa discografía han pasado numerosos poetas, músicos, creadores y artistas en general. Algunos ejemplos: William Burroughs, Patti Smith, Laurie Anderson, Philip Glass, Robert Rauschenberg, Robert Mapplethorpe, Lenny Kaye, Frank Zappa, Allen Ginsberg, Henry Rollins…
Desde 2005, Giorno colabora asiduamente con el guitarrista Javier Colis (Vamos a morir, Demonios tus ojos, Mil dolores pequeños, Javier Colis y las Malas lenguas), en un espectáculo en el que poesía recitada y rock de vanguardia se dan la mano.
La compenetración sobre el escenario entre ambos artistas es fluida, pues los minuciosos y prolijos poemas de Giorno cabalgan con naturalidad a lomos de la guitarra desbocada de Colis y de sus capas superpuestas de acordes quebrados.
Durante algo más de una hora, un enérgico y vital Giorno (quién diría que tiene setenta y dos años) recitó media docena de sus obras como la fantástica Wisdom the witches (La sabiduría de las brujas), en la que relata una excursión nocturna que el poeta hizo a Castelmezzano en los Dolomitas de la región italiana de Basilicata. Durante la excursión pudo ver escondidas tras la niebla a numerosas brujas ("y cada una ellas albergaba su propio secreto de la sabiduría"): las brujas de la niebla, de la nieve, del fuego, del espacio, de los colores, del aire o la bruja de la Santa Morte ("que por lo general viste de negro, aunque a veces le gusta ponerse plumas y bisutería), bruja que fuma tabaco y marihuana, bebe güisqui y a la que le encanta el sexo y bailar tangos. También pudo ver a la Bruja de la Poesía (Saravasti) y a su hermana la Bruja de la Riqueza, quien se puso celosa del éxito de su hermana: por eso, le envío a sus abogados y le sacaron toda la pasta ("eso explica porque los poetas son siempre pobres").
Giorno tambien recitó Demon in the details (El demonio está en los detalles) dedicado a "William Burroughs, Allen Ginsberg, Brion Gysin y algunos otros"-, protagonizado por un grupo de amigos que se prometieron permanecer unidos hasta alcanzar la Iluminación, y tras pasar por innumerables reencarnaciones e infinitos nacimientos y re-nacimientos se dieron cuenta del absoluto vacío que hay en la naturaleza esencial de la mente humana.
La búsqueda de la sabiduría, la persecución de la felicidad y la Iluminación entendida como la experiencia de lo divino y del sentido de unidad con el universo, son temas sobre los que pivota la obra de Giorno, lo que se ejemplifica en There was a bad tree (Había un árbol maligno), la historia de un árbol repugnante y hediondo, que pese a los esfuerzos del hombre se revela indestructible. El árbol perdura hasta que en el mundo surge una nueva raza de hombres que en vez de querer destruirlo prefiere comerse sus desagradables y podridos frutos, lo que les permite alcanzar la "más pura y primordial sabiduría".
El recital de Giorno y Colis concluyó con el entrañable The death of William Burroughs (La muerte de William Burroughs), donde su autor revela los detalles de la muerte y del posterior funeral de Burroughs ("murió el sábado dos de agosto de 1997 a las 6:30 de la tarde de complicaciones derivadas de un ataque al corazón que había sufrido el día anterior. Tenía ochenta y tres años de edad. Yo estaba con él cuando murió y fue uno de los mejores momentos que pasé con él") (…) "Heroína. Justo antes del funeral, Grant Hart deslizó una pequeña papelina en el bolsillo de la chaqueta de William. ‘Seguro que nadie le va a pillar’, dijo Grant"…